sábado, 15 de mayo de 2021

DE LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LA VEGA A LA ERMITA DE SAN PEDRO Y LOS MOLINOS DE LA VEGA DE SANTA MARÍA. (TORRE DE JUAN ABAD)

 

Autores: Lourdes Vélez y Javier González.

Textos, fotografías y caminata.


"Proponemos una ruta que discurre por tierras del término municipal de Torre de Juan Abad en la provincia de Ciudad Real. Se trata de una ruta circular que parte de la Ermita de Nuestra Señora de la Vega situada a unos 4 kilómetros de la localidad a donde se accede por una carretera asfaltada que comunica el núcleo urbano con el santuario. La ruta es circular, cubre una distancia de alrededor de 15 km, y tiene una dificultad media baja siendo accesible para la mayor parte de los senderistas de cualquier edad. Se puede realizar en unas cinco horas, pero es necesario tomarse más tiempo para detenerse y disfrutar del paisaje y las estructuras arquitectónicas por las que discurre la ruta.


Una vez situados en la Ermita de Nuestra Señora de la Vega debemos visitar esta singular construcción donde podremos ver la imagen de la Virgen de la Vega, advocación mariana que se remonta a los tiempos de los Manrique (padre e hijo) y a la que tenía gran devoción Don Francisco de Quevedo, poeta y Señor de la villa de Torre de Juan Abad. Al edificio se le atribuye un origen templario debido a la inscripción existente en la cúpula, pero estudios recientes ponen en duda dicho origen. Es notable la existencia de una lápida de alabastro con inscripciones árabes que podría ser de origen romano.



Punto de partida, entrada de le Ermita de la Virgen de la Vega.

Partiendo de la ermita, tomamos el camino que cruza el Arroyo de la Vega de Santa María dejando a la derecha la entrada a la arboleda de plátanos de sombra aledaña a la ermita y los seguimos hacia la derecha en dirección oeste.


Arroyo de la Vega de Santa María, debemos cruzarlo y seguir el camino hacia la derecha.

A nuestra derecha queda el paisaje típico de vega con sus huertas y vegetación de ribera y a la izquierda tenemos la ladera del valle con vegetación arbustiva de aliagas, retamas, espinos y encinas.


La ruta deja a la derecha la vega, con sus huertas y alamedas, y a la izquierda la ladera del valle con retamas y aliagas.


Por este camino podemos llegar hasta el primero de los molinos hidráulicos harineros que existieron a lo largo del arroyo (en las Relaciones Topográficas de Felipe II se mencionan hasta ocho molinos en este arroyo entre los términos municipales de Torre de Juan Abad y Villamanrique), el Molino del Ronchín, hoy en día transformado en casa de campo. Del antiguo molino harinero solo conserva la salida del cárcavo.



Al fondo, a la derecha, el Molino del Rochín, nuestra ruta se desvía a la izquierda por el camino que asciende por la vaguada.

Antes de llegar al molino debemos tomar un caminillo que asciende por la ladera siguiendo una vaguada y que es poco más que una senda perdiéndose al llegar a la parte alta, pero no tenemos más que seguir la vaguada hasta alcanzar un camino perpendicular a la vaguada en dirección norte-sur aproximadamente, lo tomaremos hacia el sur, hacia la izquierda.


El camino asciende por la izquierda de la vaguada y pronto se convierte en sendero.


El sendero se pierde al llegar a la parte alta, solo hay que seguir la vaguada.


El camino está bien trazado discurriendo entre almendros y olivos de un pie.


El camino discurre entre almendros y olivas. Tomaremos el primer camino que parte hacia la derecha, pronto saldremos de los olivos y marcharemos entre cultivos de cereales y manchas de monte. Sobrepasamos un pozo con abrevadero para el ganado. A la izquierda, al fondo, tenemos la pequeña sierra cuarcítica de Peñalá cubierta de los restos del bosque mediterráneo autóctono.


El primer camino a la derecha nos saca de los almendros y nos interna entre manchas de monte.


Sobrepasamos un pozo con abrevadero sin desviarnos del camino que llevamos.


A nuestra derecha queda la sierra de Peñalá.


Seguiremos este camino, que nos va acercando al monte hasta discurrir prácticamente por sus faldas entre encinas, cantueso y jaras, durante unos tres kilómetros. Estamos en este punto a la sombra del Cerro de San Pedro que queda a nuestra izquierda.



Seguimos siempre el camino principal que nos lleva hacia el oeste.



Entre cantuesos y encinas.


Siempre hacia el oeste.


Podemos ver hacia el oeste uno de los cortijos típicos del campo manchego llamado La Borreguilla y al fondo la sierra de Cabeza del Buey. Aquí el camino está cerrado para vehículos, sobrepasamos la barrera y, a los pocos metros, un camino asciende hasta alcanzar el collado existente entre el Cerro de San Pedro y el Cerro Montoso (Si seguimos el mapa del IGN 1:25000, debemos tener cuidado porque los nombres de estos montes están intercambiados). Mirando al sur tendremos la cima del Cerro de San Pedro a la derecha, para ascender hasta ella no hay camino o sendero por lo que tendremos que subir campo a través.


Al fondo el cortijo de La Borreguilla y la sierra de Cabeza del Buey.


Debemos pasar la barrera y un poco más adelante coger el camino de la izquierda.


Ascendemos hacia el collado del Cerro San Pedro.


Ahora toca subir campo a través.


En lo alto del cerro se encuentran los restos de la Ermita de San Pedro, apenas unas piedras amontonadas y un poco muro. La vista desde aquí es impresionante. Hacia el sur tenemos las estribaciones de Sierra Morena y más al fondo las Sierras de Cazorla y Segura. Hacia el este la meseta del Campo de Montiel donde se distinguen algunos de sus pueblos como Torre de Juan Abad, Villamanrique, al pie de su sierra, Puebla del Príncipe, Almedina, Santa Cruz de los Cáñamos, Cózar y Villanueva de los Infantes y, en el horizonte, la Sierra de Alcaraz. Hacia el norte tenemos la llanura manchega y hacia el oeste, Castellar de Santiago y los cerros cuarcíticos que adelantan el Campo de Calatrava. Merece la pena tomarse un respiro y disfrutar de las vistas y del paisaje.


De la ermita de San Pedro solo quedan unas pocas piedras…


…pero las vistas merecen la pena. Vista hacia el oeste, el Cerro de Las Dos Hermanas.


Vista hacia el este.

Para volver, debemos descender hasta el mismo camino por donde llegamos, si no nos gustó la ruta de ascenso podemos utilizar otra. Y, desde allí, volver por el mismo camino hasta el pozo desde donde parte un camino a la derecha que nos llevará hasta otro de los grandes cortijos, hoy prácticamente en ruinas, que da nombre a la sierra de Peñalá (En el mapa del IGN en topónimo de Peña Helada, pero el nombre local es Peñalá).


Toca descender.


Tomamos el camino de la derecha al llegar al pozo.


Al borde del camino podemos encontrar algunos manjanos, montones de piedra para facilitar la cría del conejo de monte dentro del programa de protección del águila imperial ibérica.


El otrora impresionante cortijo de Peñalá, hoy prácticamente en ruinas como tantos otros.


Desde el cortijo debemos coger el camino hacia la izquierda (hacia la derecha nos lleva a la carretera que une Torre de Juan Abad con Castellar de Santiago).

Andaremos entre olivos de un pie casi recién plantados, unos cientos de metros más adelante cogeremos el segundo camino hacia la derecha. Entre olivos centenarios abordaremos el descenso por la ladera del valle del Arroyo de Santa María, pronto podremos ver a la izquierda el edificio de la ermita desde donde empezamos la ruta.


Tomamos el camino de la derecha.


Andamos entre olivos centenarios.


Según bajamos al valle, podemos ver la Ermita de Nuestra Señora de la Vega a la izquierda, hacia el oeste.


Al alcanzar el fondo del valle estaremos junto al segundo molino hidráulico harinero, el Molino de Frías. Este fue un edificio de gran porte, que conservaba toda su maquinaria hasta 2014 en que se hundió parte del techo. Hoy está prácticamente derruido pero se pueden apreciar aún algunos de los elementos característicos de estas construcciones fundamentales en la economía de la comarca desde la Edad Media. Cogemos el camino hacia la derecha para dirigirnos al tercer molino, el Molino de Perea. Volvemos a andar entre huertos, nogales, chopos, y otros cultivos típicos de la vega. Dejaremos a la derecha el cortijo de Ropinche y llegaremos hasta la carretera que une Torre de Juan Abad con Castellar de Santiago.


El Molino de Frías en el fondo del valle, aquí debemos coger el camino hacia la derecha.


La vega del Arroyo de Santa María, al fondo la Torre de la Higuera de origen medieval.


La carretera de Torre de Juan Abad a Castellar de Santiago, debemos seguirla a la izquierda unos pocos metros.

Andaremos por ella, con las debidas precauciones, unos pocos cientos de metros hasta cruzar el cauce del Arroyo de Santa María y desviarnos por el camino que sale a la izquierda nada más pasar el caz del Molino de Polo (canal para llevar el agua desde el arroyo hasta el molino), este es el cuarto molino que se encuentra unos cientos de metros más adelante siguiendo la carretera.


Dejamos la carretera pasado el caz del molino a la izquierda.


El camino que hemos tomado termina en el Molino de Perea un poco más adelante. Las ruinas del mismo están invadidas por la vegetación entre la que destacan los olmos, que fueron un elemento dominante en el paisaje de ribera y que hoy casi han desaparecido debido a la grafiosis. Del molino solo quedan unos cuantos muros, pero se puede apreciar el cubo (pozo por el que se conseguía la presión para mover las piedras de moler donde desemboca el caz) al lado justo del camino y el caz.


El molino de Perea es el tercer molino hidráulico harinero del arroyo que se nombra en las Relaciones Topográficas de Felipe II.


Cubo del molino, hoy está cegado.


Continuaremos la ruta siguiendo el caz del molino aguas arriba hasta alcanzar un camino que cogeremos a la derecha hasta otro que viene desde la carretera denominado Carril de los Membrillares, aquí giraremos hacia la izquierda. Volvemos hacia la ermita siguiendo la otra orilla del arroyo que discurre entre alamedas.


Campo de amapolas y al fondo el caz del molino de Perea, que debemos seguir hasta encontrar el camino.


Carril de los Membrillares. Entre nogales y olivos.


Si tenemos tiempo podemos apartarnos por un camino unos metros para beber agua en la Fuente Grande (que también se menciona en las Relaciones Topográficas de Felipe II). Volveremos al camino que nos lleva hasta la carretera que comunica el Santuario de la Virgen de la Vega con Torre de Juan Abad. Justo en la intersección de ambos se encuentra, sobre un pedestal de cemento, la Piedra Rodá, un fragmento redondeado de roca caliza descolgado desde la parte alta de la ladera del valle. Unos pocos metros por la carretera nos llevarán al punto de partida.


La Fuente Grande.


La Piedra Rodá.


El fin de la ruta"


7 de mayo del 2021.


"Dedicado a todos los caminantes que descubren la hermosa tierra en que tenemos la suerte de vivir"


8 comentarios:

  1. Bueno quiero dar las gracias a Lourdes y Javier por explicar esta ruta tan bonita tanto en texto como en fotografías desde la ermita de nuestra señora de la Vega, es una ruta muy interesante yo solamente conozco la ermita, ojalá y la podamos hacer a mí me encantaría pero depende de tantas cosas..... pero bueno a ver si se puede sino de una manera de otra con lo que me ha gustado a mí andar muchísimas gracias a los dos por proponerla un saludo.

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  2. Muchas gracias, Francisca. Es una bonita caminata y ahora en primavera espectacular. Las vistas desde la zona de la ermita de San Pedro merecen la subida. Saludos.

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  3. Muy bonita detallada esta ruta desde la ermita de la virgen de la Vega astral Cerro de San Pedro,desde ahí hasta la borreguilla tengo que decir que no me pierdo, porque por suerte he estado muchos años en esa finca 15 años, al Cerro de San Pedro tanto por un lado como por otro he subido muchas veces por cualquier sitio también es verdad que me gustaría recordar haciendo la ruta pero ya veremos a ver porque tengo las rodillas mal pero sí me gustaría subir otra vez al cerro de San Pedro porque hasta tengo un Manjano triangular en el suelo hecho por mí de piedras en todo lo alto dónde están los cimientos de la ermita de San Pedro es verdad que me gustaría recordar todo eso a ver si pudiera hacerla.
    Enhorabuena a los protagonistas de la ruta Lourdes y Javier un saludo.

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    1. Juan Antonio el manjano sigue allí, precisamente mirándolo me pregunte quién lo habría hecho. Qué cosas!
      La ruta se puede hacer más corta, o en partes, recorrer el arroyo de la vega, los huertos, los molinos, desde la ermita es un agradable paseo asequible para todos. Ánimo.

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  4. Quiero agradeceros vuestra participación en este blog, por dos razones, la primera porque no dudásteis cuando os pedí una ruta por vuestro pueblo; agradeceros que con este buen trabajo he aprendido a trazar rutas, las que antes hacía sin reparar en esos tramos donde es necesario explicarse, para no perderse. Puesto que una servidora siempre camina "a la buena de Dios" y se olvida de lo más importante, de los demás, de los que seguirán nuestros pasos. Por ello vuelvo a daros las gracias porque vuestro devenir en este blog que abrí para demostrar que el Campo de Montiel es mucho más de lo que pensábamos, ha quedado enormemente enriquecido con vuestro trabajo y con el de tantos otros que ya nos legaron sus palabras escritas y por los que irán llegando, porque este Campo que amamos somos todos. Un abrazo.

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    1. Gracias a ti, Rosa, por tu dedicación, por el ánimo que nos das, los caminos que nos muestras. Dice la canción que se hace camino al andar, mi familia ya ha "hecho unos cuantos caminos" que antes recorriste tu. Nos metiste ese gusanillo hace años, cómo olvidar Oseja...Un abrazo fuerte.

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  5. Que bonito recorrido el que nos describís en este trabajo de campo, que nos demuestra que nuestra zona , no es sólo un lugar seco y aburrido, que la belleza,si se busca,se encuentra y a veces donde menos te lo esperas.
    Por cercanía y por afinidad con gente de vuestro interesante pueblo, desde pequeña, he visitado mucho ermita y Vega y doy fe que es un lugar precioso y rico en historia, pero ahí me he quedado.
    Ahora me ha picado la curiosidad por contemplar ese paisaje que nos mostráis desde el cerro de San Pedro y en cuanto pueda,lo haré.
    Gracias por este recorrido y por vuestra aportación a poner en valor estos lugares, que merecen un destino mejor que al que están abocados, si nadie hace nada.

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  6. Es verdad, Enriqueta, a poco que miras, te sorprenden los cambios del paisaje, las matas de lino, las siempre vivas, las retamas amarillas, de aburrida tiene poco está tierra. Es necesario recorrerla y conocerla para poder apreciar su hermosura. Buena ruta!

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