"Fue allá por el año 1967, recién llegada de Valencia a mi tierra, Villamanrique, donde duré poco tiempo.
Mi infancia fue un poco ajetreada pero tengo que decir que fue muy bonita, de lo que hoy ya no existe.
Por problemas de trabajo de mis padres, al poco tiempo marché otra vez con toda mi familia a una finca cerca de Torrenueva llamada Navalavaca...
Mi padre siempre ha sido un buen vaquero, pasando después a mayoral y no es porque fuera mi padre pero en su profesión era uno de los pocos vaqueros buenos que había. Contando con algunos vaqueros más, nos fuimos allí por esa profesión tan bonita. En esa finca, Navalavaca, así se llama todavía, estuve unos años maravillosos. Había unas 14 familias de trabajadores cada uno en su oficio. La finca era grande porque de ella dependían, de los mismos dueños, otras cortijadas. A 2 km. más o menos estaba la casa principal de los jefes llamados don José Lipperheide y Doña Liz, eran alemanes, ya fallecieron.
La casa principal, se llamaba "el Hotel", de donde tengo muy buenos recuerdos. Allí había una capilla donde hice mi primera comunión.
Todos los domingos teníamos misa, se desplazaba desde Torrenueva Don Andrés el cura conocido vulgarmente como "Berenjena", él no se enfadaba por el mote.
También recuerdo el Domingo de Pascua al salir de misa que para todos los niños nos escondían huevos de chocolate entre las marañas, de todos los tamaños, y nosotros teníamos que buscarlos y nos divertíamos mucho.
Otra anécdota que recuerdo muy bien fue cuando aprendimos a nadar, mi hermana y yo, pero lo importante no fue aprender sino cómo lo hicimos. Nos atábamos una cuerda a la cintura y yo me tiraba a la piscina y si me hundía mi hermana tiraba de mí y viceversa y así logramos aprender a nadar las dos. La piscina era redonda pero muy honda, unos 3 metros.
También fue allí donde aprendí a montar en bicicleta, que por cierto, la primera vez, desde el cortijo "el Hotel"que está en un alto y había una cuesta. Bajábamos también mi hermana y yo otra vez, que por cierto siempre éramos muy decididas con la bicicleta y no me pude hacer de ella y me tragué vulgarmente como se dice todas las marañas, gracias a Dios no me pasó nada solo arañazos de ahí me viene saber montar; todo lo que nos proponíamos lo conseguíamos.
Por otra parte también tengo que decir que teníamos colegio allí también y fuimos mientras hubo en la finca. También contábamos con el maestro ,como entonces lo llamábamos, ahora somos más finos y decimos profesor. Era Don José de Torrenueva, tambien conocido como "Machichaco". Cuando se fue marchando gente la cerraron, y entonces mi padre tenía una moto marca Bultaco, era grande y nos llevaba a otra finca llamada el Carrascalillo, que era también enorme, la habitaban muchas familias, y con su moto nos llevaba a mi hermana y mi hermano mayor y yo, los 4 con mi padre, habrá quien no lo crea pero fue así. Luego ya cuando mi hermano el pequeño empezó tambien a la escuela que ahora también dicen colegio, por entonces era escuela, mi hermana en la bicicleta llevaba a mi hermano mayor y yo al pequeño en la bicicleta, por esos caminos de Dios que eran unos 4 o 5 km y muy mal camino y alrededor vacas que aunque eran mansas causaban respeto para unos niños como éramos por aquellos entonces. Pasábamos por otra cortijada de la misma finca y allí vivía un matrimonio, que ese cortijo se llamaba Retamar. De esta pareja que éramos todos como familia, os diré que ella se llamaba Miguela y recuerdo perfectamente cómo fuimos todos los niños de las familias a coger a ese cortijo aceituna y las olivas estaban en un cerro y la señora Miguela nos animaba y voceaba diciéndonos: "Aceituneros del pío, pío, cuánta aceituna habéis cogío", y nosotros todos contestábamos: "Miguela, fanega y media y mucho frío". Y así pasábamos los días de aceituna.
Fuimos a la escuela pero no todo el curso, perdíamos mucha escuela por ayudar todos a nuestros mayores, pero sí que al final del curso nos examinábamos.
Otro recuerdo muy bonito de mis padres es el siguiente, mi padre por ser un buen vaquero enseñó a un cabestro muy bien, se llamaba Presidente y aún con su enfermedad eso no lo ha olvidado. Le pregunto y me contesta que se llamaba Presidente. Me dio alegría que el pobre lo recordara. Mi madre siempre colaborando en lo que podía como todas las mujeres allí, matanzas, haciendo "aloja" es decir, arrope, carne de membrillo, conserva de tomate, etc...
También recuerdo que mi madre criaba los gorrinos, que ahora que somos más finos decimos cerdos, y un día se le escapó uno y yo por ayudarle a meterlo en la zahurdilla que se decía, me caí y me rompí la "chequezuela", vamos la rodilla. Aún tengo la "resma", tuve que estar un mes en el sanatorio del Cristo ingresada en Valdepeñas. Entonces no estaba el hospital hecho y no existían las escayolas y me tuvieron tanto tiempo allí por eso. Cuando me dieron el alta me pusieron una venda de zinc, aún lo recuerdo para que se me curara, desde el tobillo hasta por encima de la rodilla.
Tengo que decir que tuve una bonita infancia, muy feliz , allí con mi familia. A pesar de no ir a la escuela todo el tiempo, por estar cuidando al niño de la maestra y otros ratos en la escuela, porque vivía allí en el Carrascalillo y lo llevaba todo a la vez.
Todo esto lo hacía con tan solo 9 años y 10 que tenía yo y estoy muy orgullosa de tener a mis padres desde entonces hasta hoy"
Es a ellos a los que dedico lo aquí escrito.
Francis.