"Sirva como introducción que Villamanrique es un pueblo del Campo de Montiel y como tal tiene muchas tradiciones y que con el paso del tiempo se han ido perdiendo y eso da mucho pesar, porque eran muy bonitas y de hecho las hemos vivido, como es mi caso, siendo los protagonistas nuestros abuelos y parientes que entonces vivían como hermanos y en mi recuerdo queda la célebre Hermandad de los Animeros.
Antes de pasar a los relatos conviene describir esta hermandad como "SERVIDORES DE ALMAS". Eran personas que pedían limosnas para las ánimas del Purgatorio y cuyo ritual era guiar procesiones, rezos y cánticos.
En mi recuerdo, los animeros eran una cuadrilla o agrupación de personas en número de nueve y se llamaban:
Ignacio, Pedro María, Silverio, Borrega, Gislo, Martín, el Hermano Triguero, Joaquinillo y el Hermano Ponono.
Todos ellos corrían por su cuenta de lo que había que ayudar a la iglesia y con el dinero que recogían de las limosnas, se le donaba para sus necesidades: misas de ánima, novenas y servicios de mantenimiento de la iglesia
Los animeros, el día 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, por la mañana a las 10 h. se disponían ataviados con abrigo largo de pana, sombrero negro y pintados con coloretes rojos y un bigote, todos iban igual, y en la mano llevaban cada cual la cola de una vaca y por ese día ellos se consideraban como "La Justicia del Pueblo", y por ende había que hacer lo que ellos mandaban. Salían por todo el pueblo con la música, el hermano Bartolo con su clarinete, el hermano Atanasio con su guitarra y todo aquel que quería sumarse a esta banda musical. También formaban la comparsa unos pocos muchachos con un escriño, cuyo fin era el de recoger las limosnas o cualquier otro bien como pan, patatas, huevos o dinero y esto luego se repartía entre los pobres.
El recorrido oscilaba por todo el pueblo, por entonces Villamanrique tenía muchos habitantes, y en el transcurrir de las calles estos animeros se sentaban con cualquier hombre o mujer y entablaban conversación y sucedía que como había que hacer lo que ellos dijeran, surgía el comentario: "Queda usted denunciado/a", a lo que le respondían: "¿Y eso por qué?, replicando el animero: "¡Por ir por el sol!" Y la denuncia era de un real. Así sucedía y en otros casos se les denunciaba por ir por la sombra, de manera que no se escapaba nadie, de ahí el dicho: "Estamos como en el día de los Inocentes, que no se podía ir ni por el sol ni por la sombra"
Cada animero llevaba su cometido, unos multando y otros con la música tocando jotas. Entonces surgían las pujas, cuando alguien quería bailar decía: "Yo doy una peseta porque baile María con José" y otra parte afectada decía: "Yo doy dos pesetas porque no baile" o también sugerían: "Doy una peseta porque baile Manuel con un mandil"y el tal Manuel replicaba: "Yo doy dos pesetas por no bailar con el mandil" y así sucesivamente se obtenían limosnas para las ánimas, era un gran día de fiesta y todo el mundo bailaba y cantaba y jamás vi riña alguna o discusión, todos sabíamos comportarnos y dábamos muestras de hermandad y cariño.
Dicho sea de paso que entonces había una banda de musica, a la cual pertenecían algunos animeros antes citados, y por aquel entonces el director era mi abuelo Ignacio. Con el paso del tiempo se hicieron mayores y fueron dando paso a los más jóvenes y su posterior disolución, hasta que el Hermano Dámaso volvió a formar la banda de música que era una maravilla y en la actualidad hay dos bandas, una de jóvenes y otra de mayores, que hacen las delicias musicales.
Los animeros, con su banda, se encargaban de la fiesta de la Candelaria que consistía en hacer una rosca de nuégados que elaboraban sus mujeres. Ellos corrían con todos los gastos y las mujeres la elaboraban de forma encomiable y bonita.
Se hacían unas papeletas que vendían por todo el pueblo y llegado el día 2 de febrero, festividad de la Candelaria, se procedía a la rifa de la rosca.
Dicho día se sacaba a la Virgen en procesión y se llevaban unos cestos con palomas, que las soltaban a la Virgen durante la procesión, y la banda, con el Hermano Silverio, "bailaba la bandera", conjuntamente y era digno de ver haciendo de ello un día grande.
Con el dinero que se recaudó se compraron dos lámparas de cristal para el centro de la iglesia. Eran de grandes dimensiones y preciosas y así mismo se compró un cuadro de pintura de las ánimas, hermosísimo y de un gran valor pictórico y que permaneció expuesto en la iglesia, en la capilla del Santo Cristo.
Esta fiesta y su tradición se fue perdiendo, no obstante la rosca de nuégados se lleva haciendo desde hace más de 30 años y siempre de la misma manera. Y el día de la Candelaria se dice la Santa Misa y se hace la presentación de los niños bautizados e igualmente la rifa de la rosca, hoy en favor de Manos Unidas. La persona que la ofrece es por algún favor recibido y ella corre con todos los gastos. Para los más curiosos os dejo la tasa de la elaboración que consiste en:
-1 docena de huevos.
-6 cascarones de aceite.
-6 cascarones de agua.
-Una pizca de sal.
-Media cucharada de bicarbonato.
-Harina (la que admita para hacer la masa)
Hecha la masa se hacen unas bolas y luego se estiran y se hacen tiras y se van cortando con tijeras en bolitas y estas se frien en abundante aceite. Para cada docena de huevos se le añade un kilo de miel. Se tuesta ésta y una vez bien tostada se echan las bolitas y se revuelven con la miel y se va formando la rosca, finalmente se adorna con bolillas, almendras y anises.
Como podéis imaginar, estas fiestas de los animeros llevaban mucho trabajo de preparación, organización y todo de forma desinteresada y a pesar de sus desaparición, permanece viva en cuanto a sus fines. ¡Ojalá perdure en el tiempo! y todo sea por las almas que permanecen en el purgatorio y que reciban el principal alivio a través de los sufragios de los fieles, sobre todo con la celebración de misas y oraciones en su recuerdo.
Recibid mi estima y consideración y un fuerte abrazo.
Paca Jiménez.
Fotografías cedidas por Paca Jiménez.