Un último paseo mientras mayo sigue su curso, esta vez nos vamos a Almedina donde desconocía el hecho de que durante la pandemia, en las ventanas de algunas viviendas, se quedaron a cohabitar las cruces con la tristeza. La esperanza cuelga, ahora, en forma de sudario blanco; la cruz, sentido y sensibilidad, nos sigue protegiendo ante lo adverso.
Esta cruz es obra de Jesús Cristóbal Sánchez Ballesteros.
Lleva varios años montando cruces en el interior de un local (era un bar)
Este año tomó la decisión de hacerlo en el exterior para evitar aglomeraciones.
Y así revistió una enorme cruz con lo que a continuación contempláis.
Y tuvo en gran acierto el dedicarlo:
"Por todas las víctimas del covid y de nuestros muertos d.e.p"
Un auténtico testimonio escrito y visual.
Gracias.
En la calle Mayor nº 125, vemos la siguiente cruz, elegante y concisa.
Es de María del Rosario Torres.
A la búsqueda de lo que nos depare cada calle, admiramos, nunca nos cansamos, los azulejos con la obra de Yáñez.
En la misma calle, con otras luces, puesta la mirada en el cuadro del pintor, las vecinas adornan la cruz.
La ermita de los Remedios.
Siempre aconsejo que si la vemos abierta pasemos al interior, su cúpula bellamente pintada no dejará indiferente a nadie.
No es fácil llegar al callejón de la Seda. Almedina sigue siendo estructuralmente mora.
Entre membrillos.
Esta es la preciosa cruz de María Dolores Arcos.
Un rincón donde las flores anidan, donde los vientos se recodan y hacen de este bonito rincón un "pequeño lugar en el mundo".
Seguimos en la Calle Mayor 47.
Luisa Serrano es la autora de esta sencilla cruz.
Su iglesia, antigua mezquita, dedicada a Santa María.
Al visitante le llamarán la atención cruces que no responden a esta fiesta de mayo, llevan puestas meses, son una muestra de respeto, de luto, donde la pena es visible.
Con lazos negros se seguirá llorando por los muertos.
Con diversas formas, la cruz sigue siendo símbolo de dolor.
Cada cual lo expresa a su manera, así, Carmen Martínez, da luz a su cruz todo el año, en el interior de su hogar.
"Dichoso el que olvida el porqué del viaje y, en la estrella, en la flor, en el celaje deja su alma prendida"
Antonio Machado.
Y esta florida cruz, de María Rosario Talavera, en la plaza del pintor Yáñez, será la última que veamos.
Me imagino recorriendo una vez más las calles de Almedina, tan alta, sobre los llanos del Campo de Montiel, y recogiendo a través de sus calles retazos de su historia. Almedina es uno de los pueblos más bonitos y las cruces de este año, como las del año pasado serán recordadas por su toque triste pero a la vez esperanzador, porque esto pasará y cuando pase, volverán las cruces como deben ser, con la gente abriendo sus puertas de par en par, ofreciendo hospitalidad, cantando y bailando en pos de la cruz. Cuando esto pase, volveré a Almedina a disfrutar de su pasado árabe y de sus gentes sencillas, de sus cruces y también de sus impresionantes vistas, que nos trasladan al infinito. Preciosa entrada. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti por tu bonito comentario, qué ojalá todo vuelva a ser como antes. Un abrazo.
EliminarRosa muy bonita también las cruces de almedina,anda que no se te ha quedado nada de estos alrededores muy bonita entrada, y las cruces muy originales algunas dedicadas a los difuntos.
ResponderEliminarSe me ha quedado mucho, Paqui, no he ido a Infantes ni a Carrizosa, tantos lugares en los que la tradición fija sus fechas, muchas gracias, un abrazo.
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