Este pueblo cuenta con tres rutas de senderismo perfectamente señalizadas. A saber:
-Terrinches cultural y Hoz de San Isidro. PR-CR 16 ( 9 km)
-Cerro Conejero y Ramal Taurino. PR-CR 17 ( 23 km.)
-Ruta arqueológica y puntos BIC. PR-CR 18 (23 km).
La semana pasada dado que el día estaba nublado me decidí a hacer parte de la primera, en mi descargo, si eso fuese posible, he de decirles, que a pesar de que es imposible perder la senda, como una siente afinidad por los despistes y contratiempos, me salí de ella y como premio me encontré con un paraje precioso que bien me recordaba a otros lugares más al norte donde el agua fluye durante todo el año. Paisaje donde la pizarra aderezada por cantuesos, jaras y mejoranas hacía lucir el entorno como si fuese algo irreal. Después tras un intento de abarcar con la vista los no límites del paraje, encontré las famosas pasarelas que engalanan las hoces, solo que para llegar hasta ellas no me era posible desde donde estaba, que conste que a cualquiera seguro le habría bastado con encaramarse a las escaleras que de forma natural forman la pizarra, pero una que ya se ha vuelto prudente, tomó la decisión de ascender una loma y desde allí alcanzar la ermita, hecho que conseguí.
Así que como preámbulo les muestro el paraje delicioso, donde los halla, que encontré. Creo que se llama Los Langares. Más tarde dedicaré el día, llueve o quiere hacerlo, a dejar constancia de esta bellísima ruta que recomiendo a todo aquel que piense que la Mancha es solo campo de cereal y olivos.
El camino, para seguir las marcas o para perderse, lo inicié en el mismo lugar, la ermita de Ntra. Sra. de Luciana. Ya dije en su día que le dedicaría tiempo y estudio, pero es que nunca la encuentro abierta, así que sigamos nuestro devenir.
Póngase el lector en mi posición, vengo de la ermita, a la derecha, continúo al frente, es el Camino a Siles. Si hubiese tomado el de la derecha habría llegado a la ermita de San Isidro y sus hoces, pero sigo la línea recta, en ascenso.
Pasaré ante esta vivienda que cautiva por su posición privilegiada y por el arte que porta.
Toca descender. Ya el paisaje recala, imponente, inmenso.
Un eucalipto bebe directamente de las aguas del arroyo.
A partir de ahora la música la compondrán sus aguas y el viento que mezcla los olores de las aromáticas.
Me voy directa al agua, a tratar de localizar el nacimiento.
Unas gotas, escasas pero bien recibidas, obligan a mi paraguas a abrirse, no se lo impido.
Por la inabarcable calzada de pizarra voy remontando hasta llegar a esta laguna artificial. Me quedo a divagar. Estos lugares detienen el tiempo sin previo aviso.
Pienso después que he venido a ver las hoces, antes habré caído con la mirada en las profundidades de sus cuencas, pero sin hacer fotografías, hay asuntos que no deberían tener cabida en un instante.
Veo por donde debo seguir, al frente habrá alguna indeleble senda.
Resueltamente mi paraguas se tumba, parada y a tomar cuenta de fragancias.
La primavera se muestra tal y como es, la reina de los colores.
Me entrego a las preguntas sobre qué es cada encuadre.
Y antes de que las nubes se suelten, asciendo por el monte, ya al otro lado del arroyo.
Los años me han hecho aprender que si te pierdes, o subes a lo más alto para descifrar el paisaje o sigues la vereda del agua.
Ya arriba siento que San Isidro está muy cerca.
Las hoces, desde cualquier punto, resultan admirables.
Desde ahora todo el campo se vuelve mirador.
Terrinches.
Parte de la infraestructura que se creó para este paraje.
Descendamos, junto a un pinar a nuestra izquierda.
Paneles, varios de ellos, estratégicamente situados, nos informan tanto de la historia del pueblo como de la naturaleza que estamos observando.
Este panel, por ejemplo, presenta amena lectura por sus dos caras.
Porque Terrinches guarda tesoros como el Castillejo del Bonete, los baños de la Ontavia, su iglesia de Santo Domingo de Guzmán, el santuario de Luciana, el Camino Real, su fortaleza...
Sendas que conllevan a su vez enormes tesoros.
¿O acaso no lo es el caminar?
Me acerco a este edificio que se erige en el abismo de las hoces.
Es un centro de interpretación, cerrado, como tantos lugares de culto al saber. Se llama Terrileza.
Y en la comodidad.
Sigan leyendo por favor.
La sencilla y estratégica ermita.
San Isidro.
Y Terrinches que viste precioso desde este balcón.
Toca sentarse.
No hay excusa que no detenga.
Llegados a este punto deciros que podríamos ahora tomar tres opciones pero como me inquieta esta, será la que siga.
Comenzamos una nueva ruta, esta vez por Terrinches, un camino por tierras manchegas que nos muestras siempre de forma poética y didáctica. Una vez más nos incitas a acompañarte, y lo hacemos aprendiendo a cada paso qie damos y conociendo más y mejor las rutas que surgen dentro de los pueblos del Campo de Montiel. Enhorabuena y un abrazo!!
ResponderEliminarGracias Juan. Por salud, por necesidad, para liberarse, por inquietud, hay que caminar siempre.
EliminarUn abrazo.
Gracias por compartir tus pasos por Terrinches, uno de los pueblos mejor cuidados y con más potencial. Espero que pronto pueda seguir esos senderos.
ResponderEliminarUn abrazo
Tiene mucho potencial y han sabido dar salida a esas rutas que te acercan a la historia y al paisaje. Gracias Antonio.
EliminarNuevos lugares y rincones que incitan a seguir caminando y descubriendo el horizonte que se abre detrás de cada curva del camino o cumbre de los cerros próximos.
ResponderEliminarGracias, Rosa, por enseñarnos estos parajes. Un abrazo.
Es uno de los parajes, junto al del Resquicio, también de Terrinches, más espectacular de este Campo de Montiel. Gracias Esteban.
EliminarBueno ya terminada esta entrada,te comento como siempre una preciosidad entre vuelo de rapaces hermitas, ríos puentes, laderas,tus pies tu cabeza y tus manos ese toque de la poesía de Unamuno, queda dicho todo sin palabras me dejas, un abrazo amiga.
ResponderEliminarUn lugar más e imprescindible para dejarse caer una tarde, una mañana, porque los detalles son inimaginables. Gracias, Paqui.
EliminarBueno Rosa me ha gustado mucho las hoces de San Isidro yo no sé dónde cae eso yo lo más que he estado ha sido en la cuesta de la borracha pero no sé dónde cae todo lo que tú has recorrido enhorabuena Rosa.
ResponderEliminarEs muy fácil llegar, cuando entras en Terrinches, dirección Albaladejo, pronto ves el cartel del santuario de Luciana, puedes dejar ahí el coche, como yo hice, y ver detenidamente la ermita y las vistas. Ya si sigues caminando o en coche, dejas a tu derecha el santuario y el camino al frente, dejando a la izquierda la otra pequeña ermita, Y siguiente desviación a la derecha, hay un aparcamiento en el paraje del Pozo o también se puede ascender en vehículo hasta la misma ermita, pero sería una pena, porque no verías ni la mitad de lo que cuento. Creo que cada uno puede trazar su propia ruta, es imposible perderse dentro de la zona señalizada.
EliminarY a merendar en las áreas de descanso, un día completo.
Gracias por leerlo y comentar.
Me gustaría seguir con lo que tú haces,y gracias a ti estoy conociendo y aprendiendo en estos bonitos lugares.
ResponderEliminarDe Juan José.MUCHAS Gracias.😘