Es casi siempre el motor que nos impulsa a hacer un camino el hecho de buscar algo en concreto, para elllo, son los mapas, los que acercan ese ideal sembrado de inquietudes con nombres propios.
Hace tiempo que ando buscando la desaparecida ermita de San Miguel del Campo y ello me ha llevado cada sábado a dejarme caer por las vastas soledades de este Campo que lleva su nombre, como también se adhiere a un arroyo y a unos elevados pizorros. Debe ser un hecho importante el que este Campo de San Miguel, extenso y de piel rojiza vertebrado por varios arroyos, el que atrae como un imán el dejarse llevar por una búsqueda que poco a poco va dejando sus frutos. Realmente no sé si he encontrado sus ruinas, pensando que aún se mantengan, porque cada montón de piedras puede tener un origen diverso. Cierto es que lo más seguro sea avanzar por el trazado de ese Camino a la ermita de San Miguel que a través de los tiempos que trazan los diversos mapas se ha quedado alineado y quieto.
En tres de estos mapas aparece. También es cierto que he seguido otras pistas que me han ido dando en Villamanrique, pistas que siguen la tradición y que no coinciden con lo que aquí dejo.
Pero busquemos, el verano da para más.
Salgo de Puebla del Príncipe por el Camino de las Quebradas, más adelante cambia su nombre por el de la Piedra Horadada. Hace referencia al Yesero (984 m.) cantera de largo uso, hasta entrados los años 50 funcionó su horno de yeso. Partiendo de esta mole quebrada podemos observar caminos que como una tela de araña se van extenndiedo hacia los alrededores. Tras su alargada sombra se encuentran las minas donde la azurita puede verse aún. No es la unica riqueza que permanece en este Campo de San Miguel: veneros, "cerros testigo" donde campar los mejores oteros, en sus faldas vestigios de civilizaciones que ya pasaron a la historia y que por desgracia son poco recordadas. Cortijos hundidos donde aún permaecen en equilibrio los frágiles tejados arrasados, norias que avisan de su posición porque las higueras señorean en sus dominios. Podría extenderme hasta citar unos baños, un viejo puente sobre el Guadalén, pero sería escapar de nuestra ermita.

Es un 18 de diciembre de 1474, en Almedina, D. Rodrigo Manrique, maestre de la Orden de Santiago, otorga un privilegio a Belmonte de la Sierra para que sea repoblado:
"é que los dichos alcaldes, alguaciles é regidores é los otros oficiales se muden ó sean puestos cada un año el primero Domingo después del diá de San Miguel del mes de Septiembre..."
Aquí ya aparece como una fecha esencial el día del que será patrón de Villamanrique (antiguo Belmonte de la Sierra).
En aquel entonces ya consta que existieran tres ermitas: San Cristóbal, San Miguel y San Pedro de la Mata.
En las Relaciones topográficas de Felipe II no se hace mención a ninguna ermita de Villamanrique, pero si buscamos en las de la Torre, (recordemos que se deslindó de ella), leemos: "...Y que hay otras ermitas de San Pedro y San Miguel donde se tiene devoción y van en procesión a ellas..."
¿Pudiera ser que hubieran compartido ermita?
Seguimos intercalando historia con caminos y parajes, devuelvo a la actualidad al viejo mapa y es entre la Haza del Cardo y Los Aprisquillos donde se encuentra ese camino a San Miguel.
Puntualizemos un hecho imprescindible en esta historia. Es San Miguel además de ser protector de ejércitos, el que pesa las almas, y también el que cuida las cosechas. De ahí que la fecha de su festividad sea el 29 de septiembre, cuando entrará el nuevo año agrícola.
Santo venerado por templarios, patrono de campaneros, protector de los toros y que como tantos otros tuvo su antecedente pagano.
Año de 1719, los visitadores de la Orden de Santiago, en Villamanrique, dicen acerca de las ermitas de San Cristóbal y San Miguel :"...se allaron de solar y solo algunos zimientos y pedazos de murios, señales de que alli estubieron...de muchos años a esta partte estan destruidas"
Año de 1788, en las respuestas al interrogatorio del cardenal Lorenzana, Francisco Jiménez Gómez, en su artículo "Patrimonio religioso de Villamanrique":
"...existían las ermitas de Ntra. Sra. de Gracia, Ntra. Sra. de los Dolores y la de San Miguel, estando todavía en construcción la de San Sebastián. Alude también a la demolida de San Cristóbal, en la cumbre de la sierra..."
Qué nos dice Madoz acerca de estas ermitas en su Diccionario (1845):
"...cerca de esta iglesia la ermita de San Sebastián sin construir; la de San Miguel, en la calle grande, arruinada; en las afueras en diferentes puntos las de Ntra. Sra. de Gracia, San Miguel del Campo, San Cristóbal, todas en el mismo estado, y al N. el cementerio"
Años después, Hervás (1899) en su Diccionario nos deja:
"...Tenía además este pueblo Pósito, casa ayuntamiento y las ermitas de San Miguel del Campo, S. Cristóbal, de la que hablaremos después y Ntra. Sra. de Gracia, hoy todo arruinado"
La primera vez que oí hablar de esta ermita alguien me dijo que se ubicaba en este cerro que se localiza justo al inicio del Camino de la Quebrada, buscando meterse de lleno en el Campo de San Miguel.
Restos de piedras talladas hay pero desperdigadas en diversos montones. Pero hay que hacer un inciso, demasiado cerca de Puebla del Príncipe.
Eso sí, las vistas desde sus quebrados montes es impresionante. Al fondo, Villamanrique.
Otra de las posibles ubicaciones es esta, junto al Pizorro de las Viñas.
Es fundición lo que hallé en sus alrededores. Pensemos que si buscamos unas ruinas hay que localizar restos de cerámica, teja...
Las vistas desde los pizorros abarca más allá de Cernina y Eznavexore. Un alargado abrazo hacia el legado del Campo de Montiel.
Y si no me equivoqué es este el camino que coincidiría con el trazado en los mapas.
A la izquierda de ese camino este amontonamiento es el que me indicaron pudiera ser nuestra añorada ermita, pero no hallé restos de nada que pudiera indicarlo así.
(Deferencia de José Mª Cantarero)
Aquí tenemos otra valiosa joya, este plano del 1886 nos acerca al callejero de Villamanrique y nos dice que la ermita de San Miguel, intramuros, estaba en ruinas.
En el Catastro del Marqués de Ensenada:" El lugar también era conocido como Cantón del Horno. El segundo horno, llamado el "Nuevo" se hallaba situado en la calle Grande...a la parte de debajo de la ermita del Señor San Miguel, no linda con nadie por estar en un cantón"
En la Calle Grande o Jerónimo Frías podemos hoy admirar la fachada de la ermita. Es obvio que el culto se trasladó desde el campo al interior del pueblo. Y el paraje tomó su nombre y pasó a llamarse Campo de San Miguel. O quizás nuestra ermita jugó un papel trascendental en la Edad Media y la amplitud de sus heredades traspasó límites.
Una serie de interrogantes siembran de nuevo dudas por doquier, como durante cuánto tiempo hubo culto en esta ermita.
En la actualidad en el pueblo solo hay dos ermitas, de fábrica nueva, San Cristóbal y San Isidro.
Imprescindible: "Villamanrique, tierra de historia y de poetas" de Carlos Villar Esparza y Constancio Zamora Moreno.
Anexo:
Hoy día 28 de agosto del 2021 regresé al Campo de San Miguel tras una última pista. Muy cerca había estado la semana pasada, solo tenía por librar un único movimiento. En la Haza del Cardo, tan próximo al lugar visitado, junto a las ruinas que nada me decían, entre jóvenes almendros, allí estaba lo que quedaba de la ermita de San Miguel, un rectángulo se adivinaba. Quizás para algunos sea poco pero para aquellos que nos preguntamos el porqué de las cosas sí que cobraba sentido. Ruinas cercanas al Pizorro de San Miguel, una espléndida atalaya que vigila una vasta extensión de estos campos que mil veces surcarían gentes por diversos motivos, quizás con una idéntica devoción que ahora nos resulta difícil de entender. Como una oleada que impregnó el nombre de montes, arroyos, parajes que surcan los vaivenes de la historia, todos embarcados sobre el mismo mar.
Una senda, la misma que los fieles tomaban para acercarse, como punto final, a la ermita.
Al fondo Villamanrique y los Pizorros de las Viñas.
En la parte superior pueden observar el rectángulo que ocupaba la ermita.
En este mapa histórico del cual no puedo entregar datación, otro descuido mío, pueden observar la importancia del enclave de San Miguel. Recordemos que hay constancia de que ya existía en el siglo XV.
Agradezco las indicaciones de Enriqueta y Bienve, sin ellos no habría llegado.