"Me percaté entonces de que la alegría es un estado del alma y no una cualidad de las cosas. Que las cosas en sí mismas no son alegres ni tristes, sino que se limitan a reflejar el tono con que nosotros las envolvemos"
Delibes.
A veces rescato del "baúl" a donde van a parar las entradas pendientes una de ellas, quizás en un alarde de tratar de ser ordenada, asunto que en escasas ocasiones consigo.
Recordarán el camino que nos lleva de Torres a Montiel, recordarán, si lo leyeron, que desde Torres continuan los pasos dirigiéndose a Infantes, pues bien, tratando de enlazar ambos caminos pueden imaginar cómo sería el recorrido, y digo imaginar porque siempre hay una parada que me detiene, en este caso fue el Jabalón que iba bastante crecido. Pero no puedo echarle la culpa porque mi sendero iba paralelo a él, más acostumbro a variar los trayectos con demasiada frecuencia para mi gusto. Lo que escribí entonces y a lo que he concluido dándole unos retoques históricos, siempre inseparables compañeros en los viajes, es lo siguiente:
Se nos ha echado el verano encima sin darnos cuenta, sin haber terminado de saborear la primavera, esta ha terminado bruscamente, hemos pasado de los verdes a los plomizos, salvo por el amarillo de la retama que durante unos días será el protagonista, en tonalidad y en aroma, de nuestros campos. Nos queda la opción de seguir viajando pero al amanecer, trayectos cortos pero intensos. Nos queda leer y así rememorar aquellos paseos que hice. Es lo que tiene el verano, es tiempo de lectura.
Les pongo en situación, estamos a día 7 de abril del 2024, me encuentro con una mañana agradable para caminar. Como recordarán voy tomando estos senderos balizados a destiempo para poder realizarlos en su recorrido total. He aparcado justo aquí, unos metros antes del molino de Treviño (allí también se podría), quiero ir hacia Torres. Tengo dudas de conseguirlo porque creo recordar que no hay paso por el Jabalón, pero dependerá de cómo baje la corriente.. pero lo que realmente me interesan son los molinos. Comencé hace años con el del Marqués en Villamanrique para continuar con los numerosos de su término, con algunos de San Carlos del Valle, y con los de Montiel y Torre de Juan Abad.. Los dos de hoy pertenecen a la misma cuenca, la del Jabalón, pero son de Villanueva de los Infantes.
Se preguntarán el porqué me interesan los molinos, si leyeron alguna de las entradas anteriores dije que no se deberían dejar en el abandono, es triste pero muy pocos se hallan en uso, por lo menos si conseguimos que sean reconocidos tal como se merecen y al pasar junto a ellos sepamos diferenciarlos de los cortijos o casas de labor, habremos conseguido un primer paso. Su uso era distinto y fundamental porque hasta que pararon en su actividad allá por los años 50 fueron el sustento de las familias de estos pueblos. Merecen ser reconocidos, no olvidados.
¿Cuántos kilómetros tenía que hacer una recua de mulas para ir de Villamanrique al molino de Macayo o al de Rajamantas en el Guadalmena? La memoria sigue impresa en muchos de nuestros mayores, solo hemos de preguntarles.
Comenzamos en el paraje Rubiales del Toconar.
Los campos verdean. Me retrotraen a otros lugares visitados. En estas tierras ocupan la memoria de unos meses.
La bellísima roemeria hybrida, amapola morada.
Recuerden que esta ruta también lleva un capítulo inherente a la botánica, no se pueden separar los caminos en sus componentes, no se debe.
Retornando al libro de Domingo Melero: "Molinos de agua, provincia de Ciudad Real, volumen IV", leemos que en el término de Villanueva de los Infantes, en la vega del río Jabalón, existieron los siguientes molinos: De Cañas, del Santo, del Águila (desaparecido), Treviño y Felguera.
Tiene un caz de largo recorrido, 1540 m.
es nombrado en la Relaciones de Felipe II, que pertenece al patronazgo del licenciado Segura de la villa de Almedina, que solo tiene una piedra para moler...En la descripción de 1773 sobre Villanueva de los Infantes, refiere que hay cinco molinos en el río Jabalón...Madoz cita seis...
En 1905 su dueña era Micaela Melgarejo Melgarejo. Para su actividad molinera entre los años 40-50"
En estos campos siempre nos sorprenderán algunas edificaciones aisladas. Es la singular Casa de Felguera.
Me detengo a contemplar esta bella estampa.
Acabo de entrar en el término de Montiel.
Atrapando momentos, atrapando arroyos que corren.
Se habrán dado cuenta de que caminamos por tierras rojas. Este paisaje sin igual que llamea según la luz que le incida.
"Cada uno mira demasiado lo propio y olvida que hay cosas que son de todos y hay que cuidar"
Miguel Delibes.
El paisaje cambia, los elementos se vuelven rocas.
Me desvío de mi camino, hacia la derecha, ¿cómo si no continuar con la aventura de hallar estelas en la tierra?
Creo que os llamáis Calar de Prim.
Tratando de hacer hablar a la tierra, buscando vestigios de lo antiguo.
Y lo hallo en forma de sólidos muros.
Ahora me dirijo hacia ese montículo tan semejante a los de los barrancos de Almedina.
Y a seguir hollando veredas, para alzar la mirada hacia este infinito que hoy parpadea por la neblina.
Adoro estos caminos en los que la duda siembra conjeturas.
Astragalus incanus, astrágalo.
Desde enfrente admiro de nuevo e intento indagar en estos muros, quizás aquí hubo una cantera.
Es hora de proseguir, hacia el camino inicial. Observen su trazado, común a otros muchos que vertebran este desconocido territorio llamado Campo de Montiel.
Si en lugar de dirigirme hacia la izquierda siguiera este camino, a la derecha iría hacia Torres. Con lo que queda aclarada mi duda inicial, no he de traspasar el río para llegar a esta histórica aldea.
Me voy acercando a un cortijo en ruinas, en una estratégica situación.
Mirando en mapas antiguos creo que se trata del cortijo de Perico Tortas.
Muros de admirable construcción.
La frondosidad de la hierba me impide acercarme. Es proverbial como la naturaleza trata de impedir que los visitantes hollemos las entrañas de lo perdido. Su querencia por estos lugares frena nuestra inquietud.
Creo recordar que eres una acacia hoy desvestida.
Estamos en el paraje Prado Pajarito.
Continuo mi camino hacia el Jabalón, ¿podré traspasarlo?
Los caminos nos devuelven los pasos de tantas personas que hoy trato de escuchar entre el creciente sonido del agua y el silencio informe que llena las soledades de estos campos manchegos, un equilibrio al uso, un destello en la mañana de quien camina a solas.
Ahí tienen a nuestro Jabalón, fiero, con una holgada anchura nada desdeñable, tan lejano al estío que nos depara un regato apenas entre desmembradas cañas.
Mi paseo de hoy trataba de entablar amistad con tu otra orilla.
¿Saben? Si hubiera continuado podría haber ido hasta Villahermosa.
Me doy la vuelta reconfortada con la idea de que un río es el padre de tantas huertas y campos que darán más adelante frutos.
Brassica rapa.
Cardaria draba, mastuerzo bárbaro.
"La gloria sea con Aquel que nunca muere"
Jorge Luis Borges.
Saponaria ocymoides.
Ophrys tenthredinifera, orquídea avispa.
Eruca vesicaria, rúcula.
Y me detengo de nuevo antes las ruinas del molino de Felguera.
Me apena ver cómo se pierden estos edificios históricos y hay tantos en parecidas situaciones.
La piedra más característica de estos términos, la arenisca, a pesar del plomizo día sigue marcando su brillo.
Recuerden que ando esta mañana haciendo una ruta lineal, sin embargo aquí acometo una variación, me dirijo hacia la derecha porque creo que iré hacia el molino de Treviño.
Consolida orientalis, espuela de caballero.
Paso junto a unas hermosas y futuras ruinas si nadie lo impide.
En los viejos mapas por donde navego no aparecéis.
Adonis aestivalis, gota de sangre.
Esta era su señorial entrada. Un vacío de puertas y goznes. Vacío de gentes y animales.
Ornithogalum umbellatum, estrella de Belén.
Y a mi derecha, más adelante, otra muestra del destierro a que son invariablemente apartados estos edificios tan emblemáticos. Recordemos su fascinante historia:
"Una de las primeras noticias del molino de Treviño es del siglo XVI, donde es nombrado en las Relaciones de Felipe II sobre Montiel, que pertenece a Pedro Rodríguez Castellanos, vecino de Villanueva de los Infantes, que tiene una piedra...en el Catastro del Marqués de la Ensenada su dueña es Catalina de Torres.
Para su actividad molinera entre los años 40-50.
En la Guía Consultor de 1905 aparecen los nombres de dos dueños molineros:
-Los herederos de Francisco Pastor.
-Los herederos de Ramón Díaz"
Me iré, no obstante, hacia lo escrito por mi buen amigo Miguel Mesa Molinos, que ya en su apellido llevaba inscrito esta enorme inquietud, y que le llevó a hacer varias trabajos, muy bien documentados, sobre estos edificios que sí que podrían ser patrimonio, con más fuerza que otros asuntos de menor enjundia, es mi opinión.
Así que les remito a uno de sus interesantes artículos para que traten de recrear en su intelecto cómo funcionaban los molinos.
Blog: "El Chilanco Elías"
"El molino de las Ánimas"
"El puente de Triviño en la Verea de los Serranos" podemos leer que tiene 100 metros de largo por 5 de ancho.
No olviden leer en el blog: "El Chilanco Elías"la entrada:
"El puente de Triviño en la Verea de los Serranos"
Miguel Mesa.
Hacia la derecha avanzaremos unos metros por la carretera para encontrarnos con el inicio de este interesante paseo botánico-histórico-natural.
Dedicado a nuestra compañera y amiga Teresa Parra (infanteña) Queda su recuerdo en mi lista de personas excepcionales que he podido conocer. Qué tenga mucha suerte en sus próximos proyectos, se merece todo lo mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario