"Imaginé también una obra platónica, hereditaria, transmitida de padre a hijo, en la que cada nuevo individuo agregara un capítulo o corrigiera con piadoso cuidado la página de los mayores...Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan..."
Jorge Luis Borges.
Comenzar el año nuevo sin una serie de propósitos parece que no tiene sentido. Es por eso que quisiera reiniciar y así poder por fin catalogar las innumerables, digo esto porque de vez en cuando vuelvo a encontrar alguna planta nueva, flores silvestres que hallo en mis paseos. Durante meses, especificándolos, he registrado las que he ido contemplando, pero, repito, preciso dejar constancia del elevado número y variedad que coexisten en este desconocido Campo de Montiel. Más adelante trataré de hacer lo mismo con los minerales.
Iré, con tiempo, añadiendo a esta entrada las que vaya recuperando entre las miles de fotografías que hago gracias a esta afición, la del senderismo, que tantos beneficios conlleva.
Pido disculpas si en alguna he errado su nomenclatura o en aquellas en las que aún desconozco su nombre.
Observen, a partir de ahora, cada flor que vean en su camino, intenten reconocerlas y como siempre indico, no las arranquen. Entiendan que están ahí para mostrarnos que algo permanece invariable gracias al poder benéfico de la naturaleza.
Eruca vesicaria, rúcula.
Iberis sempervirens, canasta de plata.
Ornithogalum umbellatum, estrella de Belén.
Paronychia argentea, sanguinaria, nevadilla.
Crataegus monogyna, majuelo, espino albar, espino blanco.
Pyrus communis, peral común.
Cardaria draba, mastuerzo bárbaro.
Daphne gnidium, torvisca, matapollo, torovisco.
Prunus dulcis, almendro.
Narcissus hedraeanthus.
Narcissus bulbocodium.
Tragopogon pratensis, barba cabruna, salsifí.
Tragopogon porrifolius.
Taraxacum officinale, diente de león, achicoria amarga.
Verbascum thapsus, gordolobo.
Linum, lino.
Ranunculus bulbosus, hierba velluda.
Astragalus alopecuroides, astrágalo.
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