Calcita.
Si cada cosa que hacemos ha de tener una razón, la de esta entrada surge por la necesidad de catalogar esas piedras que voy encontrando por los caminos. Fruto de una pasión que nació siendo niña y que no he abandonado.
Esa misma necesidad de discernir cual es su nombre, cómo se formaron, el porqué de la abundancia de unas en un lugar concreto. Son seña e identidad de determinados parajes por donde transito.
Ahora ocupan su lugar, falta lo más importante, nombrarlas.
Bola con capa de oxidación.
Escoria de hierro.
Calcita.
Cuarzo.
Malaquita.
Azurita.
Mi más sincero agradecimiento a Reme Madrid quien devuelve a cada piedra su nombre.
Una nueva entrada con algo diferente, las piedras pueden hablarnos de muchas cosas, con sus formas, su consistencia y sus características. Estas que nos muestras son preciosas, algunas de las cuales parecen auténticas esculturas. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarUna pasión más, que espero siga conmigo siempre. Un abrazo.
EliminarVaya Rosa a mí me encantan las piedras y coleccionarla ya somos dos, yo tengo algunas pero no sé ni cómo se llaman es que esta entrada no la había visto, fue el mes que no pude verlas cuando pasó lo de la abuela, vaya piedras bonitas.
ResponderEliminarMe faltan muchas por colocar, es una pasión también. Gracias, amiga.
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