Hoy me despido por un tiempo que quizás sea largo o quizás indefinido. Aunque quisiera retomar estos "viajes" por el Campo de Montiel que sé, a ciencia cierta, que añoraré, aunque no me pertenezcan, nada nos pertenece, aunque los haya "pateado" cientos de veces. Los añoraré seguro.
"Y el alma se le cristalizó con la nostalgia de los sueños perdidos"
García Márquez.
Un mapa, lo que siempre me ha hecho completar la visión de lo que veo o de lo que imagino o de lo que intuyo, un mapa para plasmar en él interrogantes, para delimitar lo conocido de lo desconocido.
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Castilla Vieja y Nueva.
1616.
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Y ahora el que me plantea ciertos interrogantes, es del 1696.
Autores: Giacomo Cantelli da Vignola, Domenico de Rossi.
Nos situamos en la orilla izquierda del Guadalmena (Guadarmena): Dos nombres que en un principio desconozco, Palomar, Venta del Baranco. El primero, más tarde, recuerdo que es ahora una finca pero, ¿y la venta?
1696.
Detalles.
Y os dejo con esas imágenes que me llevaré conmigo, las últimas que vi.
"El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa"
Cervantes.
Septiembre 2022.
Estoy seguro de que retomarás este blog, porque todos los que te seguimos necesitamos conocer a través de tus palabras y el objetivo de tu cámara todos esos caminos llenos de historia, arte y de sentimiento popular. El campo de Montiel no puede tener mejor cronista. Te esperamos. Gracias y un fuerte abrazo. (No dejes de pasear por esas tierras que tanto te gustan, ni de estudiar esos mapas que nos aportan siempre un conocimiento más profundo de ellas). Hasta pronto.
ResponderEliminarGracias amigo mío. Era solo un paréntesis, a veces piensas en dejarlo pero puede más el hecho de que escribir, leer y caminar siempre vayan a mi lado. Un abrazo (Lo mismo digo, no dejes de escribir nunca)
EliminarLos mapas siempre me despiertan curiosidad y disfruto de ellos. Los mapas antiguos aún más, por la información que atesoran, a veces difícil de interpretar.
ResponderEliminarGracias por regalarnos está y todas tus entradas de este blog.
Gracias a ti por seguir los derroteros de este blog. Los mapas, desde que recuerdo, van conmigo a todas partes. Gracias a ellos llegué, en solitario, a conocer gran parte del norte peninsular. Y qué decir de los antiguos, en ellos me perdería horas y precisamente para intentar localizar esos nombres que han dejado, en apariencia, de existir. Saludos.
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