Intentar poner orden a este caos que siempre me acompaña, deviene en que haya decidido ir agrupando aquellas fotografías que aisladamente tienen algo que decir y en conjunto, todo.
Durante estos años de andadura por caminos me he encontrado con esos elementos de un paisaje, el manchego, que tiene mucho en común con otros de distintas comunidades, la tierra, el cultivo, el pastoreo, la naturaleza, en fin, es común y sin embargo también es distinta. Eso siempre conlleva el aceptar el lugar donde vives porque lo disfrutas, al igual que a añorar lo que no ves porque lo has dejado atrás.
Un ejemplo, el de los chozos, bombos o cucos, nombres diversos, que en mi tierra jienense también se encuentran relacionados con el laboreo, si bien la estructura cambia pero el sentir del pasado, como el contar con un lugar donde guarecerse, por ejemplo, es común a todos.
Lo que más siento es que se pierdan estas magníficas obras, como se pierde en mi memoria los márgenes de ese amplio habitáculo donde nos metíamos a jugar en el descanso de la recogida de la aceituna.
Si con esto, el dejar constancia aquí, puedo colaborar a que no se pierdan, habrá merecido la pena el caminar, el alumbrar senderos que ya apenas se definen, el atisbar en los eternizados horizontes manchegos estos chozos, parte fundamental de la arquitectura rural de nuestros campos.
Enmarcado en este paisanaje de tierras rojas que dan protagonismo a Infantes o a Almedina, este chozo, porque así son nombrados en mapas antiguos, perdurará en el tiempo, espero y lo deseo.
Imprescindible:
-"Bombos" y diferentes chozos de la zona Este de Valdepeñas (Santiago Valiente Cánovas)
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