sábado, 10 de julio de 2021

POSTRES TRADICIONALES DE LOS PRODUCTOS DE LA TIERRA Y SUS MANJARES EN LA MESA: MIEL- ALOJA -ARROPE Y MOSTILLO (POR PACA JIMÉNEZ MUÑOZ).

 




"Trataré de describir cómo se elaboraban estos postres tan deliciosos, pero al mismo tiempo desearía transmitir la procedencia, usos y costumbres, pero antes que nada un reconocimiento: recuerdo que Don Quijote en sus sabios consejos a su escudero le decía:"No hay mayor pecado, Sancho, que el ser desagradecido". Por esta razón mi primera intervención es el agradecimiento no solo a las personas , a quienes además debemos el respeto, sino también a la Naturaleza y a nuestra amada Tierra, y como no, gracias a Dios por cuanto ha creado y ha puesto a nuestra disposición para nuestra subsistencia.

Ya desde la creación en el Génesis el segundo día Dios creó la Tierra y la llenó de hierba verde, simientes y plantas fructíferas, y vio Dios que la cosa era buena. Al sexto día tras la creación del hombre y la mujer los bendijo y les dijo “Ved que os he dado todas las hierbas que producen simiente sobre la tierra y todos los árboles… para que os sirvan de alimento a vosotros”. La humanidad ha sobrevivido gracias a los alimentos que produce la tierra, el sustento humano es agrícola, por todo ello gracias a la madre Naturaleza y a las manos que la promueven, en ella habitan además todos los seres vivos, aves y demás animales y todos contribuimos a la formación de la cadena alimenticia.

Y al hilo de todo esto, os preguntaréis qué tiene que ver esto con los postres, pues yo os digo como hilo conductor de dónde proceden estos postres: la miel que es un producto ganadero (rebaño de abejas) y la uva que es de producción agrícola y ambas se nutren de la tierra, por esto mi agradecimiento por todo ello. 




Ahora quiero explicaros las cosas que hacíamos (yo sigo haciendo) con la MIEL, y por qué procedimiento se obtenía, porque antes se hacía para matar el hambre. En mi pueblo siempre ha habido colmenas. A algunas familias se les conocía como fulano el de los colmeneros y se hacía por afición, no por negocio, las familias ponían cuatro o cinco colmenas obteniendo así la miel para el gasto familiar.  Hoy en día hay empresas que lo hacen en régimen de explotación.

En mi casa, la casa de mis padres,  debido a la familiaridad con el guarda de la finca Los Cohujates, propiedad entonces de doña Genoveva, el conocido guarda "hermano Quicarra" y su esposa Enriqueta, muy amigos de mis padres, le insistían constantemente a mi padre que comprara unas colmenas, que el estaría a su cuidado. Ni que decir tiene que mi padre era invalido por una poliomielitis desde niño y él no podía hacerse cargo, bastante trabajo era andar con muletas y por tal circunstancia precisaba los cuidados para vestirlo y calzarlo, y allí estábamos mi madre y mis siete hermanos para cualquier menester, y para mantener una familia había que administrarse y buscar un poco de aquí y otro poco de allá. Total que cada año aproximadamente para la festividad de Santiago, mi padre organizaba la cata de las colmenas  y en una borriquilla, que teníamos para transportar a mi padre, le echábamos unas aguaderas y unas orzas y con la ayuda de alguno de mis hermanos y mi madre nos dirigíamos a Los Cohujates andando.

La faena de extraer la miel la cuento como nos lo explicaba el hermano Quicarra. Se equipaban con un mono, unos guantes de cuero y una careta, todo el cuerpo bien cerrado solo dejando visión a través de la careta. Además llevaban un ahumador que consistía en un fuelle fijado a un bote de chapa. El fuelle sopla aire a la parte baja del bote donde combustiona el pasto, hojas secas y demás produciendo la salida de humo por la parte superior, que acaba en forma de tubo para dirigir la dirección del humo. También llevaba un cepillo suave que lo utilizaba para desabejar, o quitar las abejas de ambos lados de los panales, cuando es necesario, porque el panal se va a retirar de la colmena, y un cuchillo bien afilado y templado para facilitar el corte de la cera. El se encargaba de quitar los panales y de dejar lo que fuera menester.

A la llegada empezaba la faena y mi madre y yo con un lebrillo grande y un harnero de cerner el trigo bien limpio vaciábamos la miel con los panales y la miel caía limpia y hermosa. Como los panales eran los que tenían la cera no se podía desperdiciar nada, de manera que tras envasar la miel y guardarla, procedíamos a limpiar los panales para aprovechar todo lavándolos con agua templada muchas veces hasta que no quedaba ni un gotazo de miel, de manera que aprovechábamos la cera limpia dándole forma de un pez y dejándola secar, porque luego con el tiempo venía gente que compraba la cera y la pagaban bien.




Sobra decir que la miel la producen las abejas del néctar de las flores, que además contiene minerales y antioxidantes, y es medicina para los nervios, la fatiga y dolor de garganta, da energía y mejora el acné , por todos estos beneficios es un alimento casi necesario, y se empleaba en las cochuras familiares, por ejemplo en los nuégados.

Ahora nos toca la descripción de la ALOJA. Para ello teníamos una olla a la que se añadía el agua de lavar los panales, se ponía a hervir y mientras preparábamos una calabaza grande, limpia y cortada a rebanadas y estas se iban cortando en trozos de unos 2 centímetros. En un lebrillo echábamos unos terrones de cal viva y cuando estaba desecha se echaban los trozos de calabaza y se dejaban unas tres o cuatro horas para que la calabaza se encalara bien y estuviese dura. Después se lavaba hasta dejarla limpia y de aquí se echaba a la olla del agua de miel que teníamos puesta a hervir, se dejaba el tiempo suficiente para que la calabaza estuviera bien cocida, a la vez que se le añadía bastante cáscara de naranja y un puñado de matalaúva y, si no estaba muy dulce, se le añadía un poco de miel.

A continuación se envasa en botes o tarros y ya tenemos el postre de aloja.

Era un postre que se sacaba de vez en cuando, en las meriendas mojando sopas de pan en el caldo, también en las cenas se empleaban los picatostes con miel o un pepino con miel y no digamos ya los nuégados de Semana Santa.

Hasta aquí la miel y sus derivados, no sin antes decir que de la miel también se extraía la jalea real, pero esa es otra historia. 

 Para deleitaros finalmente os dejo el poema de Samaniego relacionado con la miel, que cada uno saque sus propias conclusiones.

"A un panal de rica miel

 dos mil moscas acudieron,

 que por golosas murieron

 presas de patas en él.

 Otra, dentro de un pastel

 enterró su golosina.

 Así, si bien se examina,

 los humanos corazones

 perecen en las prisiones

 del vicio que los domina."


Vamos ahora con los productos de la uva. Villamanrique es un pueblo agrícola y por las características de los terrenos, se produce de todo, trigo, olivas y viñedo, razón por la cual se elaboran productos derivados de estas especies.

La historia de la vid o de la viña se remonta de muy antiguo. Ya en el Antiguo Testamento se hacía una referencia más o menos que decía: “Noé empezó a labrar la tierra y plantó una viña, bebió del vino, y se embriagó". Conocidos fueron los monasterios y abadías cuyos monjes se dedicaron a la elaboración de vinos y el Sacramento de la Eucaristía solo se puede llevar a cabo con vino de la vid, instituido por Jesucristo. Y otra referencia más la constituyen los relatos en lo que se buscaba era el "estar calientes, por fuera (con la lana) y por dentro con el vino”.  La vid, por tanto, tiene una importancia extraordinaria en el desarrollo y comercio de los pueblos.

En Villamanrique hubo tres bodegas que yo conocí, la de los Fremios, la del "hermano Atanasio" y otra más pequeña que hizo mi padre, Bernardino. Ya os he comentado anteriormente que la economía había que buscarla, un poco de aquí y otro de allá. De aquí que los postres con los derivados de la uva los tenía bien aprendidos y no se cumplía aquello de "en casa del herrero…", porque teníamos el mosto de la mano. Como la trasformación de la uva era de forma manual, solo había la trituradora de uva, la prensa y un motor eléctrico para el trasiego. El encargado de todo ello era un buen hombre, trabajador infatigable, muy querido,  Manuel "el de Lastimicas", que conjuntamente con mis hermanos mayores sacaban adelante la elaboración. 



Vamos, pues, con el ARROPE que se obtenía del mosto que salía de la prensa. Se solía envasar en botellas de cristal de una arroba, después había que colarlo con un colador y unas gasas varias veces porque soltaba mucha suciedad. Hoy en día ya se saca con mucha limpieza y no es necesario colarlo, cómo cambian las cosas. Acto seguido había que ponerlo a hervir para evitar la fermentación, se echaba en una olla y a la lumbre a hervir y espumar. Si el mosto se va a gastar pronto, se hierve de tres partes uno y, si es para guardar, mitad por mitad. Y ¿cómo sabíamos cuándo había que apartarlo? Pues el ingenio era una varilla que, cuando lo echábamos en la olla, le hacíamos una señal, se medía en centímetros y sabíamos cuando era la mitad o la tercera parte. Este mosto había que dejarlo reposar tres o cuatro días, para que asuele y volver a colar y con esto ya disponíamos del mosto. Ahora corresponde la misma operación que con la aloja. Preparábamos una calabaza grande, limpia y cortada a rebanadas y estas se iban cortando en trozos…. La diferencia de la aloja con el arrope es que la primera es con miel y el segundo es con mosto. En definitiva el arrope es una especie de conserva parecida a la mermelada, pero sin azúcar y teniendo al mosto como elemento catalizador. Aprovecho para deciros que el mosto bien hervido es una bebida sabrosa, parecida a la mistela, de manera que podéis envasarla en botella.

Y vamos con el MOSTILLO. Os cuento qué medidas más curiosas teníamos para hacerlo.  Se hacía en una caldera de cobre porque así salía con un color más hermoso, la medida era un cántaro de mosto,  un celemín de harina que se deshacía con un poco de mosto para no dejar grumos. Se colaba y se echaba a la caldera sin parar de darle vuelta con una pala de madera que teníamos para estos menesteres. Se deja cocer para que la harina no sepa a cruda y, cuando se calcula que ya casi está para apartarlo, se le añade un poco de canela y ralladura de limón. Se dan unas vueltas y procedemos a echarlo en platos y dejar enfriar.

Sintetizando, el mostillo de nuestra tierra es un manjar cuyo principal ingrediente es el mosto de uva reducido, es jugo de uva fresca obtenido por estrujado,  prensado y que no haya comenzado su fermentación, y aderezado con trozos de calabaza.

Os cuento que con estos postres ya teníamos para casi todo el año, eran otros tiempos,  ya había algunas golosinas y chucherías, el azúcar era un lujo y el bolsillo había que tenerlo cerrado para otras necesidades. También por aquellos tiempos venían arrieros que vendían o mejor dicho cambiaban el género y ofrecían así, por un celemín de trigo a cambio un celemín de nueces o almendrucos o avellanas. De esta forma teníamos un poco de cada cosa y esta tarea era labor de los abuelos que eran los patriarcas y manejaban esta cosas.




Os voy a decir las cantidades, como lo hago yo en la actualidad, de una forma más pequeña: dos litros de mosto, un cuarto de kilo de harina, canela y raspadura de limón. Si veis que sale un poco duro,  podéis añadir un chorro de vino blanco, según la fuerza de la harina. Con todo este trabajo y sacrificio las mujeres siempre enredando y no parábamos de hacer cosas para juntar "la pata con la oreja", y como no teníamos vacaciones ni excursiones, pues no había que gastar, pero sí que había que aplicarse para poder tener la despensa en orden.

¡Y qué madres más habilidosas, trabajadoras e inteligentes y cuánta sabiduría!

Espero que os haya gustado esta dulce historia, que tantos recuerdos me trae de mis padres, de mi pueblo y de todas las personas mayores"


Un abrazo de Paca Jiménez Muñoz


14 comentarios:

  1. Suculenta entrada con los sabores de nuestra tierra y memoria. Un abrazo

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    1. Antonio muchas gracias por tu comentario, al menos esto nos da aliciente a la vida que nos ha deparado, hijo mío, por lo menos nos sirve de entretenimiento, un abrazo y gracias.

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  2. Amiga Pasca, acabo de leer con todo detenimiento tu publicación sobre los postres y he tenido que limpiarme con un pañuelo, yo soy de los que uso ¡pañuelos de tela!, pues se me caía la baba por las corcusillas de la boca... no se si está bien dicho, pero todo el mundo me está entiendo… ¡leche! Que bien escribes y te expresas… Cualquiera que te lea te puede hasta “tirar los tejos” En fin, te pregunto: ¿qué son las cochuras familiares, por ejemplo, en los nuégados?
    Para terminar, ya se dónde tengo que ir a comer cuando valla ¡ya mismo! a conoceros a Villamanrique… dejas a mi amigo Julián en mantillas... bueno, el café me lo tomaría en casa de Juani, y ya puestos, la merienda-cena en casa de Enriqueta ¡ah! se me olvida: Francisca queda pendiente la cicatriz, no se me ha olvidado… Un abrazo a todas, incluida mi amiga Doña Rosa, ¡esa es harina de otro costar! Un beso y cuidaros. Vuestro amigo Miguel desde Segura de la Sierra.

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    1. Miguel muchas gracias por el comentario, mira como somos tan golosos estas cosas nos gustan.
      Te explico, la cochura, aquí en mi pueblo cuando se dice "vamos de cochura" es cuando hacemos los dulces en el horno, los mantecados, los rosquillos, las tortas, los nochebuenos, las empanadas...todas esas cosas que a mí se me dan muy bien y estos dulces, entre ellos los nuégados, son las cochuras. Amasábamos por la noche. Y bueno de lo que me comentas yo creo que lo mejor es juntarnos y comer y tomarnos el café juntos, cuando tu quieras aquí haremos lo que podamos hacer para pasar un buen día, gracias, un saludo.

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  3. Qué historia más bonita Paca de estos manjares de nuestra tierra y si como tú bien dices eran los postres que había entonces yo recuerdo de ser pequeña y mi madre hacer arrope y Aloja y estaba buenísima es bonito recordar todas estas cosas que la juventud de hoy no las sabe ni qué decir tiene lo que venden no es lo mismo a lo hecho a mano, lo he hecho en casa está mucho mejor muy buena memoria Paca y muy bien explicado siempre sorprendiéndonos un abrazo.

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    1. Gracias Francis. Tu también sabes de todo esto y tu madre, como las demás madres. Muchas gracias, un abrazo.

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  4. Hola Paca, tus recuerdos son recuerdos de una época pasada, pero no tanto. Que bien los hilvanas entre receta y receta, que van dulcificando la dureza de aquellos tiempos con el aroma de la miel, del arrope y del mostillo. Lo leo todo con la curiosidad de un niño, empapándome de olores y sabores y de la rica sabiduría del pueblo. No puedo dejar de darte la enhorabuena por trasladarnos esos retazos de tu memoria que nos enseñan tanto. Muchas gracias, y si me permites, te envío unos versos que me han sugerido esta entrada tuya, tan directa al corazón y al paladar.
    La miel aloja los recuerdos
    de los días pasados.
    La uva se madura al sol
    y al abrigo de la tierra.
    Y mientras, de aromas dulces y sabrosos
    se alimenta la cocina,
    y las manos amorosas de la madre
    preparan y dulcifican el mostillo.
    ¡Qué sabrosas recetas,
    ocultas en la humildad de sus aliños,
    qué dulzura tan grande,
    en el esquivo paladar de la memoria!.
    Un abrazo, Paca !!

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    1. Juan Basilio muchas gracias por el comentario, pues aquí vamos pasando el tiempo, con estas cosas que son de nuestro agrado, pero mira tu has puesto la guinda que faltaba en el canasto con esos versos tan bonitos que me han gustado muchísimo, claro que te los permito, esos y muchos más, esto nos da vida, muchas gracias.

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  5. ¡Magnífico y entrañable relato! Qué puede decir uno, que me crie 'entre cochuras y señoras de lebrillo en cadera, que armadas de canastas hacían de la tahona su casa, un santuario de aromas. Un extraño ejército de amazonas que arremangadas enderezaban una masa a veces imposible de doblegar...' ¡¡¡Enhorabuena, Paca!!!

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    1. Buenos días, tu eres el Cotanillo, no sé quien eres, pero como si fueras de mi familia. No sé si eres amigo de Rosa o quien eres, pero me encanta, te doy las gracias por tu comentario y te digo que te conozco porque eres de los míos, debes haber tenido una panadería o algo asi porque dices que conoces este tema, pues sí, yo soy de esas de masa, lebrillo grande y escrinio, a mi me encantan las cosas del horno. Si hubiera tenido un horno, habría disfrutado muchísimo. Todas las recetas las tengo en mi libreta, de esos nochebuenos que hacíamos y que seguiré haciendo, no tardaré mucho en hacerlos. Me ha gustado mucho tu comentario y a seguir escribiendo, un abrazo.

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    2. Buen día, Paca!!!
      Vayamos por parte, como diría cierto londinense. Encantado de ser de tu familia, creo que aun más, de la gran familia que Rosa ha ido cimentando en torno suyo y a su buen querer por vuestra tierra. Y, como bien dices, amiga nuestra.
      En cuanto a la panadería, me críe encima de una, revuelto entre harinas. Hijo, nieto, biznieto... de panaderos, y no puedo sacudirme esas harinas. ¡¡¡Cosas!!!
      Intentaremos seguir relatando, cuando se pueda y le vengan a uno disparates. Encantado de formar parte de esta gran familia.
      Un abrazo

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  6. Que buena idea has tenido de escribir sobre las cosas ricas que había en nuestras casas y en las casas de nuestros abuelo y que que bien nos sabían.
    Ahora seguro que con tantas recetas de dulces que tenemos al alcance estamos un poco saturados pero aún así, esa "aloja" que por cierto,hasta el nombre tiene bonito,es un bocado de dioses, a mí me encantaba y te agradezco que la hayas puesto, porque aunque he pensado hacerla alguna vez, no recordaba como se conseguía endurecer la calabaza.
    Gracias, porque tu forma de escribir y describir estas cosas, me devuelven a otros tiempos que merecen la pena ser recordados.

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    1. Muchas gracias Enriqueta, ves que cosas más tontas y las tenemos olvidadas y las hemos visto de nuestros padres, yo las sigo haciendo. El otro día le llevé a Rosa un tarro para que lo pruebe.
      Si estas cosas no las hacemos se irán perdiendo. Si algo necesitas, de alguna tasa, aquí estoy a tu disposición y me alegro mucho de que te haya gustado, gracias.

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  7. Paca muy bien detallado todo esto como las cosas de antes no hay nada todo natural, me has puesto los dientes de largos cómo se dice, con lo que me gusta a mí todo estos dulces kolog algo que soy y comer bien a ver para qué pones estas cosas para ponernos malos jaja muy bien un enhorabuena un abrazo.

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