domingo, 18 de julio de 2021

DE CAÑAMARES A SANTA MARÍA.

 

Cuando citas Cañamares o Santa María hay gente que directamente te dicen que no saben localizarlos.

Así que el motivo de esta entrada es informar, si es posible, de que existen, de que no duermen en el olvido, que quizás ahora mientras escribo esto, mientras luego más tarde lo leáis, hay bullicio en sus calles, algunas puertas habrán descorchado el aprieto de candados, las cerrajas libres junto a ventanas dejarán que el sol pincele sobre cada rendija hebras de luz. Abramos los ojos sobre estas dos aldeas que se abrazan gracias a un paseo de álamos y plátanos de sombra. Gracias a la historia que comparten, al vecindario que nunca se ha ido del todo.




Sería demasiado extensivo explicar qué era una encomienda, para ello tendríamos que comenzar por saber sobre la Orden de Santiago y su importancia, clave, en la Edad Media. 
Solo puntualizar que cada pueblo, que cada aldea tiene su historia, y que conocerla es la base para poder apreciar lo que vemos.



“Este pueblo se nomina villa de Cañamares. Con un alcalde y dos Regidores añales, sin vecinos algunos, pues los que allí asisten a labrar son vecinos de Villahermosa, que lo hacen en sus tierras. habiendo algunas casas, cuartos, pajares y quinterías. Que hay trece distintos dueños y le titulan la villa despoblada. Desde dicha a esta capital de Infantes hay cuatro leguas y viniendo a ella se encuentra la de Villahermosa y siguiendo adelante la de Fuenllana. Su término es que por saliente, medio día y poniente, no llega a medio cuarto de legua, y por el norte que es hasta la “paderilla” (¿?) un cuarto de legua, lo circunda todo alrededor el término de Villahermosa. Hay en su término, al mediodía, un arroyo llamado Fuensomera de donde sale el río que se nomina Cañamares , va a la citada villa por saliente y baja hasta que entra en el termino de Villahermosa. Los lugares circunvecinos son: la villa del Bonillo a saliente, Villanueva de la Fuente, ambos realengos. la expresada de Villahermosa y la de la Ossa”.

"Descripción de los pueblos del Campo de Montiel en 1773"
Carlos Villar Esparza.



Solo hay que dejarse convencer por los recursos de un Campo de Montiel que ponen a prueba la memoria de los que visitamos el lugar.
Un horno.



Una ventana encalada hasta la misma reja.




Se advierte al pasear por su mapa-territorio que hay cuidados que no se pierden, la añoranza.
Sigamos al encuentro de su río.




A una le asombra el saúco por su porte y elegancia, buscador innegable de humedales.




Un destino de hojas que versionan parajes semejantes en otros plácidos rincones de nuestro Campo.




Cañamares es también una filigrana de alamedas que besan las orillas de su río.




Y es la otra orilla donde el olvido calza su estrado.




Cuando te visité solo dos personas descargaban su energía sobre tus calles.



Tu iglesia, privada de esa fascinación de lo que queda, surge como una ruina desconocida.




Y cada puerta aguarda el hermoso momento en que se deslice la llave para abrirse a un mundo de habitaciones dormidas.



Arrullos de palomas sobrevuelan los tejados.



Para entenderte me voy a buscar un impecable libro: "De la fortaleza al templo"de Pilar Molina.
"La historia de la iglesia parroquial de Santa María de Cañamares estuvo, desde el principio, condenada a su destrucción. Si se pobló  este enclave en el siglo XIII fue con intención de que, al igual que ocurría con las villas cercanas, sus vecinos prosperasen aumentando su vecindad, construyendo nuevas casas, edificios civiles, ermita, etc. Pero sus pocos habitantes no podrían resistir los avatares de los tiempos: las penurias económicas, las epidemias, las plagas, todo factor negativo incidiría poderosamente sobre ellos dado su escaso número, provocando su muerte o emigración hacia Villahermosa..."





"...Poco queda hoy en día de la antigua estructura de esta primitiva parroquia. En el siglo XIX todavía se mantenía en pie, aunque bajo una nueva advocación de San Urbano Papa en sustitución de la antigua de Nuestra Señora de los Mártires. Debió hundirse en los años de la contienda civil, siendo levantado en su lugar un nuevo templo cuya planta nada tiene que ver con el original..."
Pilar Molina.




Y nada tiene que ver con lo que ya no hay, ni niños ni escuela.


 


Es esta ermita la que hace la función de templo para los dos núcleos de población.




Te imagino ahora callada, apagada sin focos de fiestas que se celebraban junto a ti, sin baile, sin música que retumbara más allá de un campo de álamos que nunca dejarán de acompañar a tu río.




Y es aquí donde intervalo mi relato, qué mejor que un banco para descansar, para prepararse para la siguiente etapa, Santa María.



La historia de Cañamares y Santa María siempre ha estado unida como este paseo, este camino, esta línea que nada romperá.



Conforme camino trato de comparar la enorme diferencia que hay entre lo que veo y lo que aquí existió.
Retrocedan en la historia, no se puede entender el Campo de Montiel sin la Orden de Santiago. Un territorio muy extenso y para gobernarlo se dividía en encomiendas, unas más poderosas que otras; la que nos ocuparía aquí llevaba el nombre de Encomienda de Torres y Cañamares.
Para los que no conozcan Torres, vaya, otro lugar fantástico, sepan que está cerca de Montiel, que una ruta de senderismo acerca los don núcleos. No queda cerca entonces de Cañamares.
En el siglo XIII las tres aldeas tenían iglesia abierta (año de 1243)

Les dejo una joya de las muchas que componen el imprescindible libro de Carlos Javier Rubio "El Campo de Montiel en la Edad Media"



El Campo de Montiel en el siglo XIII.




Tratando de alargar este camino, por aquel entonces, cuando lo visité, poco frecuentado, me voy acercando a Santa María.



También me encontraré con una familia que lo habita.



Sus calles amplias, sus fachadas encaladas, acogen al sol al abrigo de los primeros fríos invernales.



Me iré en busca de sus eras y de nuevo rebuscaré en la historia, hundiendo la vista en esa encomienda cuya riqueza eran estos campos de tierra fértil.



¿Veis cómo permanecen inalterables los hornos, las eras, la simiente que germina cada año, llueva lo que llueva...? porque los caminos siempre llevarán idéntico trazado que antaño.



Oí, no sé dónde, ni en qué circunstancias, que aquí estuvo la ermita de Nuestra Señora de los Monasterios. Será el viento que a veces nos trae retazos de memorias colectivas.



Nunca contaron estas dos aldeas con gran población.
Se podría revertir el destino y por qué no, quedarse a vivir en un lugar apartado, tranquilo y cercano a poblaciones como Villanueva de la Fuente o Villahermosa, a donde pertenecen.



Si mal no recuerdo me dijeron que fuiste una fábrica de harinas.



Dejemos espacio a la lectura, un bellísimo poema de León Felipe, nos abrirá el camino de vuelta.

"Por la machega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar..."




"Y ahora ociosa y abollada
va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero,
sin peto y sin espaldar..."



Entre soledades al descubierto, entre soledades que abrigan esperanza.



Eres el camino que lleva a Pozo Leña, cuántas veces he querido ir a verte. Y desde allí encontrar a Turra y así quedarme a habitar en las páginas que aún no ha terminado de escribir la historia.







Un merendero huérfano de sombras.



Cañamares lleno de sueños posibles.



Y una última vuelta me lleva a buscar tu cementerio, común a las dos aldeas.



"...va cargado de amargura...
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar..."
Leó Felipe.


Diciembre 2018.



8 comentarios:

  1. Eres una bendición para los pueblos en riesgo de abandono, les cuidas con tu presencia y contribuyes a evitar su olvido.

    Un abrazo

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  2. Hola Rosa siempre me dices cuando escribes no hay prisa tú tranquila lo digo por el tiempos sabes a veces lo liada que estoy aunque siempre se saca tiempo si quieres, pero es que cuando lo leo tarde ya cuando me quedo relajada es imposible de dejar de leer y al mismo tiempo comentar, porque nos dais una satisfacción todos los escritores que esto nos anima a cada vez engancharnos más es una entrada maravillosad este este pueblo de Cañamares pequeño pero muy bonito, no es que lo haya visto pero de decirlo mi cuñada conozco algo fíjate que cerca está y no lo hemos podido ver algún día iremos a visitarlo,otro pueblo más del campo de Montiel de nuestra tierra preciosa mi enhorabuena un abrazo.

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    1. Gracias Paqui, ya ves yo tampoco tengo tiempo pero nos une la inquietud y la lectura. Sigue tal como eres, un abrazo.

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  3. Nos imbuimos en la belleza de la soledad de pequeños núcleos poblacionales que resisten los envites del tiempo y de la despoblación. Cañamares y Santa María nos llenan de sosiego y calma, a la vez que de cierta nostalgia a través de tus palabras y de tus fotografías. Una vez más, nos invitas a la reflexión y a la emoción. Un abrazo!!

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    1. Gracias Juan, este Campo es más de lo que se ve a simple vista, un abrazo.

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  4. Rosa son dos pueblos pequeños claro más bien aldeas hemos pasado por la carretera pero nunca hemos entrado, sabemos que están allí pero no hemos llegado a ir nunca a ver si podemos, lo has detallado todo muy bien incluso para no perderte los mapas, las fotos son muy bonitas un abrazo.

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    1. Gracias Juan, hay que detenerse y conocer cada lugar, un abrazo.

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