sábado, 5 de junio de 2021

LA AGRICULTURA VISTA POR GREGORIO PLANCHUELO (1954)

 





Aconsejo a menudo que en nuestra librería particular ocupen un sitio de honor esos libros que tratan sobre el Campo de Montiel y ahora que con el estío nuestros ánimos lectores se verán incrementados, qué mejor que volver la vista hacia la obra de Gregorio Planchuelo (1954): "Estudio del Alto Guadiana y de la altiplanicie del Campo de Montiel", que fue su tesis doctoral. 

Mi interés hoy es traer hasta esta página un capítulo, muy interesante como toda la obra, que trata sobre la agricultura, para observar desde la proximidad que nos ofrece el campo cómo los cultivos algunos han cambiado, otros han tomado fuerza y otros se han introducido demostrando que esta "Mancha seca" no lo es, que el trabajo y la paciencia producen sus propios frutos y que para crear hay que faenar y mirar hacia atrás. Y es que estas artes, que a continuación nos describe el autor, vienen de la mano del hombre desde principios de los tiempos y han sido la base de la economía de subsistencia y jamás entenderé el porqué "algunos" las desoyen, quizás es que nunca han tocado la tierra de sus ancestros, craso error.

Lean, por favor:




AGRICULTURA Y GANADERÍA. 

"Los cultivos solamente son posibles en las barrancadas resultantes de la erosión por las aguas de lluvia, que han dejado al descubierto las arcillas y margas. Asimismo ocurre en las vaguadas de los ríos y arroyos, en donde el regadío permite, durante el verano, el cultivo intensivo. En cultivo extensivo se explotan los cereales de invierno -trigo, centeno, cebada y algo de avena- los más extendidos por la comarca, en alternativa con las leguminosas de secano, como los yeros, las almortas o guijas y los chícharos (éstos en menor extensión). En Viveros se multiplica también la escaña, junto con los anteriores cereales. Por La Solana se cultivan las lentejas y los garbanzos, si bien son éstos de cochura difícil por el sulfato de cal del terreno, extendiéndose el cultivo de esta leguminosa por otros pueblos, como Viveros, Villahermosa y Fuenllana, teniendo fama en la comarca los garbanzos que se producen en ésta última villa. También en La Solana se cultivan algo los cominos y, por Santa Cruz de los Cáñamos, los ajos. En regadío se recolectan en los huertos de las vallonadas de los ríos y arroyos, durante el estío, hortalizas, patatas, judías (éstas en gran cantidad) y el maíz. Tuvo importancia en tiempos pasados el cultivo del cáñamo y lino, como se deduce por la toponimia de algunos pueblos (Cañamares, Santa Cruz de los Cáñamos), y por las referencias que hacen a ellos, en las Relaciones Topográficas de muchos pueblos de esta comarca. Hoy estas dos plantas textiles ya no se cultivan. También se explotan los melonares con sus cultivos típicos, si bien esta explotación carece de la importancia que por otros pueblos de la Mancha, en la llanura terciaria (Tomelloso, Argamasilla de Alba, Manzanares, etc.). 

En cuanto al cultivo del azafrán, ha tenido anteriormente mucha mayor importancia que en la actualidad, pues va decayendo rápidamente; sin embargo, aún se sigue cultivando en la parte oriental del páramo, por El Bonillo, El Ballestero, Munera, Robledo y Viveros, y, algo, en La Solana, tendiendo a desaparecer aquí el cultivo de esta iridácea. 

El esparto, que se da espontáneamente en los claros del matorral, principalmente por la parte septentrional, es objeto de aprovechamiento, si bien su producción es poco notable, ya que la importante industria espartera de La Solana tiene que abastecerse de otros puntos de la provincia de Albacete y Murcia. 


Refiriéndonos a la arboricultura, son muy poco aficionados los montieleños, al igual que el resto de los manchegos, a la explotación de los árboles frutales, por lo que casi no se observan plantaciones en sus regadíos: algunas empiezan a hacerse en la vega de Villanueva de la Fuente, principalmente manzanos, y también algo en Povedilla y cerca de Munera: pero la riqueza frutal es de muy escaso valor. La vid, en tiempos pasados tuvo cierta importancia, ya que la mayoría de los pueblos se abastecían con su producción y aun, a veces, como sucedía en El Bonillo, el excedente le colocaban fuera del territorio, por Villarrobledo o La Roda. La invasión filoxérica acabó con todos los viñedos hace algún tiempo; hoy, debido al elevado valor de la uva y el vino, comienza a hacerse la replantación con mucho entusiasmo por toda la comarca; principalmente se ha desmontado bastante terreno y plantado de viñedo, en las proximidades de la Ossa de Montiel; asimismo, Cózar y la Torre de Juan Abad, sobre todo la primera, posee magníficos viñedos de corta edad; La Solana, Alhambra, Munera e Infantes (y menos Villahermosa y Villanueva de la Fuente) poseen buenos viñedos que también se extienden por la parte meridional del territorio. 


Los olivos se cultivan, muchas veces, asociados a la vid, en todos los pueblos acabados de mencionar para esta planta, menos por la Ossa de Montiel. Las laderas meridionales del páramo que miran al mediodía, es el terreno, por su orientación, más apropiado para el olivar. Este cultivo tiene cierta importancia comarcal, aunque no se obtiene el suficiente aceite para abastecer a toda la comarca que tiene que proveerse de la provincia próxima de Jaén. 


El almendro, se cultiva bastante en todas partes. He podido observar plantaciones importantes cerca de Las Salinas de Pinilla, por la finca llamada "Venta del Palomar", que está a una altitud rayando con los 1.000 metros, pues es un árbol que, contra la creencia corriente, resiste lo mismo que su flor, muchos grados bajo cero, no ocurriendo lo mismo al cuajarse el fruto. A esta misma altitud también los he visto plantados, limitando a los viñedos, por el páramo próximo a Villanueva de la Fuente. Por la zona meridional, con el olivo, se ven bastantes almendros, aunque este árbol podría ser más explotado por esta parte. 


Se cultiva poquísimo el zumaque, como planta curtiente, que solamente he visto plantado en las cercanías de Villanueva de la Fuente. 


En cuanto al aprovechamiento forestal, es de gran interés económico la explotación de la leña de los montes (chaparro, coscoja y romero) que se vende por los pueblos del territorio y aún se exporta fuera de él. Son muchos los braceros que en la época que no encuentran trabajo, se dedican a la recogida y venta de la leña, transportándola a los sitios de consumo a lomo de caballerías o en carros. Los hornos de yeso, cal y ladrillos consumen gran cantidad de leña y también los particulares, ya que es costumbre por esta región, guisar y calentarse en las chimeneas de grandes campanas, haciendo uso de este combustible. La madera para la construcción se obtiene aprovechando la que proporcionan los árboles de ribera (álamos, chopos, olmos) que crecen en los sotos, a lo largo de los ríos; la que proporciona la sabina, árbol típico de esta comarca, que crece muy lentamente en bosques claros o sabinares, en la zona comprendida entre la Ossa de Montiel, El Bonillo, El Ballestero y Villahermosa. La madera de este árbol es muy resistente al agua compacta, de grano fino, muy aromática y de hermoso color rojizo veteado, por lo que resulta muy bella para la fabricación de muebles, usándose, asimismo, para traviesas, apeas de minas, ejes para norias, por ser casi incorruptible, y, por tanto, de gran duración.


Las encinas se ven entremezcladas con las sabinas, y a veces, formando pequeños bosquecillos, o encinares, al Sudeste de la Sierra de Alhambra y término de Argamasilla de Alba. El roble tuvo gran importancia, pues crecía en gran número entre el monte de sabinas y encinas, y, sobre todo, por la parte de El Ballestero (monte Mirones). Durante nuestra última guerra, la corta del roble y la encina fué tan intensa, y sobre todo la del roble, que puede decirse que la riqueza forestal de este último árbol ha quedado reducida a su mínima expresión. Como el pino del Alepo o de Jerusalén se daría perfectamente por estas parameras calizas, es lástima no se decidan a hacer plantaciones importantes de esta conífera, de crecimiento mucho más rápido que los árboles antes citados. y que revalorizarían grandemente estos terrenos calizos pobres, en poco tiempo.

Se puede decir que, con los árboles acabados de citar, sobre todo las sabinas, y la madera de pino, que se importa de las sierras próximas de Alcaraz y Segura, se abastece de maderas todo el territorio. El carboneo de las ramas de sabinas, encinas y marañas, tiene su importancia económica, ya que el carbón vegetal lo exportan fuera de la comarca.


Respecto a la ganadería, tenemos que anotar que es de gran importancia económica, ya que la gran extensión de sus montes y baldíos le permite mantener gran cantidad de rebaños de ovejas, que pertenecen a la raza manchega. Asimismo, tiene importancia el ganado cabrío, que aprovecha los brotes del matorral, y suministra de leche a lodos los pueblos, escaseando el vacuno para esta producción; no es, en cambio, raro este ganado para el laboreo del campo, por la parte oriental del territorio, usándose en el resto la típica yunta de mulas. No escasea el ganado de cerda por toda la comarca, siendo generalmente de raza extremeña.

Creemos, en suma, que podría aumentarse grandemente la economía agrícola de la comarca aprovechando la rica capa freática que existe por todas partes para aumentar los cultivos de regadío. La hondonada, al norte de Viveros, sin mucho dispendio, creo podría regarse toda ella, y transformarse en huerta.

La riqueza forestal podría incrementarse grandemente repoblando intensamente los montes y prohibiendo muchas roturaciones antieconómicas"



2 comentarios:

  1. Madre mía señor Gregorio qué bien detallada a dejado la agricultura de todos los sitios yo por aquellos entonces la verdad que no había nacido gracias a usted pues he visto el recorrido, mi enhorabuena y otra entrada muy bonita que queda en este blog para el recuerdo.
    Muchas gracias y un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta entrada es fruto de un excelente trabajo y de la lectura que debe enriquecer nuestras vidas, un abrazo.

      Eliminar