jueves, 6 de agosto de 2020

ASCENSIÓN AL YESERO. PUEBLA DEL PRÍNCIPE.



Imaginemos un Campo de Montiel con bastantes rutas señalizadas. Imaginemos que a la ya famosa ruta de Don Quijote le surgen  descendientes, seguidores de sus andanzas.
La palabra "Campo" siempre irá unida a "Camino". Porque esta comarca es por encima de todo un extenso listado de caminos históricos que compartieron arrieros, trashumantes, molineros, leñadores...oficios con sendas adscritas. Hoy elijo el de los yeseros.
Imaginemos, no cuesta nada, que un buen día decidimos dar un decisivo paso, el de comunicar cuales son esos caminos que hemos hecho no una vez, sino varias, esos caminos que también hicieron nuestros padres, abuelos y los padres de ellos...y así remontándonos en el tiempo intentar recuperarlos porque algunos se encuentran perdidos, cegados por las malas hierbas, desdibujados en su trazado por las ruedas del tractor que todo lo ara...Imaginemos pues que el Campo de Montiel sigue siendo tan histórico como al principio de los tiempos, que seguimos los pasos de los primeros caminantes, que sentimos la necesidad de devolverles su identidad y que por encima de todo, cuando pisemos un camino, por favor, que sepamos su nombre, no pido más.
Me propongo iniciarme en relatar los caminos que he hecho, muchos, en estos años que llevo viviendo aquí.
Les propongo que me sigan y además que me indiquen, si es de menester, sus propias rutas. Hagamos y tracemos de nuevo ese mapa que transcurre por el Campo y que deje de ser un incompleto desconocido. Seamos quijotes o sanchos, seamos quienes seamos, que a todos nos una el afán por caminar.



Os presento al Yesero, a la izquierda y al fondo, casi pegado, y lo parece, la Cabeza de Juan Idáñez. A la derecha, repuntando, Almedina.



Dejo esta imagen para que veáis cuál es el camino. Dejamos la plaza de toros, el tanatorio, y a descender. La tarde, de junio, era de lo más propicia, nubes densas, muy fotogénicas.



Ahora sí que se va desgajando el Yesero de La Cabeza.
En La Puebla le dicen "Las Yeseras" debido a que en su falda oeste existió una cantera de yeso a cielo abierto que era explotada por los habitantes del pueblo.
Tomo, por su nombre, la antigua "Senda de los Yeseros"



El cardo yesquero pone contrapunto de color al amarillo reinante del paisaje.



Es aquí donde divido las propuestas:
A la derecha llegaríamos a la carretera local CR-632 Puebla-Almedina.
A la izquierda, dos bifurcaciones: a la derecha el Camino de las Quebradas, al que también citan, los lugareños, como del Campo de San Miguel, paraje que atravesaríamos y que era la ubicación de una de las desaparecidas ermitas de Villamanrique, extramuros. A su vez, a la izquierda, el camino de los Mirones. Pero el que hoy me interesa es el que asciende al frente, el de los Yeseros.



No soy técnica en medir desniveles, solo puedo añadir que la subida es suave hasta la cima.



Vuelvo la vista atrás, La Puebla sobre el promontorio que la reafirma, el Calar.



Pero sigamos nuestra ruta de esta tarde, ya se ve perfectamente Villamanrique y San Cristóbal.



La línea de abajo es el camino del Campo de San Miguel, aunque en los mapas venga como Senda de las Quebradas, su nombre realmente.



El único tramo que se torna más duro quizás.



Lo que me brinda la oportunidad de admirar las siluetas del Yelmo (Jaén) y La Sagra (Granada).



Caminando en llano llega un momento en el que la senda parece volcarse hacia abajo y es cuando asoma Almedina.



Justo cuando contemplo Almedina será a la izquierda cuando, entre olivares, tomaremos la senda que asciende entre ellos.



Tras una vuelta pausada por el mirador natural, a la derecha buscarás este rincón u otro que te sea propicio para pasar a la siguiente escala.



Será ahí, sin previo aviso, porque nada hay señalizado, que encontrarás nuestro objetivo.



Desde aquí hago directamente un barrido, de izquierda a derecha, por partes, del paisaje, la única aportación que me permite el objetivo para acercarme el horizonte. Ahora La Mancha no pierde su nombre, lo enriquece.
Los techos de las sierras de Albacete (Sarga-Padrón, Cambrón...)




Se mezclan con las de Jaén y Sierra Nevada.




Esa figura en forma de "flan" es La Sagra, justo en el centro.



Estamos ahora en el término de Villamanrique. El trazado de la carretera que le une con La Puebla.
Tiremos de topónimos:
Pizorra de Villamanrique, Cañada del Clérigo, Fontarrón de Jara...



El Maduro, Umbría de la Fuente del Peral...




Fuentevila, Entresierras, San Cristóbal (1074 m), Collado de la Horca...Villamanrique.



Los Quiñones, Los Llanos...Cabeza Buey (1155 m.)




En el centro, Vega Cernina; a la izquierda, el Estrecho de las Torres con los restos del castillo de Eznavejor.




Los "bocados" que durante años se le han ido dando al Yesero.




Una auténtica joya, este mapa es de 1889. 





Y el vértice del Yesero, a 984 m.de altitud.




Un buen rato en la cumbre pues las vistas desde un monte, aunque sea de altitud modesta, siempre son maravillosas.
Almedina será a partir de ahora nuestro referente para descender.
O bien retrocedemos los pasos y regresamos por donde hemos venido o, si recordáis, llegamos hasta el camino que nos mostraba por primera vez Almedina y descendemos por él hasta llegar al Camino de las Minas. O bien, con la inquietud del "explorador de montes y montañas", descendemos por aquí, no hay peligro ni pérdida.




Como mi modesta pretensión es realizar una ruta circular, desde los aislados pinos comienzo a descender, no sin antes admirar dos construcciones a modo de chozos que coronan la cima.




Una ruta da para muchas más rutas, así que en otra ocasión os mostraré alguna de las minas que dan nombre al paraje.




Llegando a esta intersección me adentro entre olivares por la senda de la derecha...



No tiene pérdida el camino porque siempre a mi derecha seguirá este profundo barranco de un arroyo de escorrentía.




Ya en el Camino de las Minas giro hacia la derecha, el firme se presenta cambiado.




Al fondo, Las Cabezas (994 m.); a la izquierda, La Sonera (1001 m.) e incidiéndole el sol, La Cabeza del Mijo (975 m.) A todas he subido, cada una tiene un encanto especial. Salvo la primera, cuya pendiente te hace detenerte más de una vez, las otras resultan fáciles de ascender.




A mi derecha, quizás el monte en el que más tiempo perdura el verdor, La Cabeza de Juan Idáñez (983 m.)




Una mirada hacia atrás, los pinos que señalan la cumbre del Yesero.




No podemos calificar esta parte de La Mancha como llanura a secas. Estamos en las últimas estribaciones de Sierra Morena.




El contraste de la tierra roja y fértil, de algunos campos, con el cereal.




Estamos llegando a la carretera comarcal.




Como podéis comprobar es una ruta que apenas pisa la carretera, solo unos segundos para seguir al frente.




El Calar donde se asienta gran parte de las viviendas de La Puebla.




De todos los montes a los que he subido, mi predilección son Las Cabezas, por los grandes corrales de época incierta que hay en su extensa cima.
Damos con el antiguo camino que lleva a Santa Cruz de los Cáñamos...




A la derecha, La Puebla.
Es una ruta sencilla, de unos 6 km.




Junio 2020.

Fotografías, texto y caminata de Rosa Cruz.

Mi agradecimiento a Miguel Mesa por su aportación cartográfica.

En memoria de mi amigo Juan Manzano Selas, forjador de "caminos", al que tanto debo, con el que tanto aprendí.





4 comentarios:

  1. Precioso reportaje. Hablas de líneas, algunas se ven en las imágenes. Sin embargo, destacan las líneas que has trazado con tu caminar, enriqueciéndoos al paisaje y a ti. Un abrazo.

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    1. Es que para trazar líneas no hay nada como subir a una montaña, allí los planos son infinitos y nuestra intuición queda desplegada más allá de tener o no alas. Muchas gracias, amigo.

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  2. Precioso relato de un lugar cercano y conocido.
    Y que suerte hacer este recorrido contigo,con esa avidez tuya para atraer a tu cámara y a tu retina, lo hermoso de la naturaleza sin que se te escape un detalle.
    Quizá por alguno de los lugares que citas,haya quedado un poco de nuestro sudor, de nuestra juventud , de nuestra alegría, esa juventud y alegría que cada mañana, hacia,que levantarse antes del amanecer,para ir a segar al campo de San Miguel, o a coger aceituna al Maduro, pese a lo duro del trabajo, no fuese percibido por nosotros como un castigo divino si no más bien, cómo algo natural, que nos hacía sentir parte de un engranaje en que encajabamos.
    Agradezco tu trabajo tan exaustivo,para sacarlo a tiempo,era humanamente imposible, pero ahí está, cómo lección para que los flojos como yo, aprendamos ,que "si se quiere se puede "
    Adecer también, la dedicatoria
    Peleó codo con codo con su energía, y con esos profesionales, que durante mucho tiempo,se empeñaron en que tenía que estar aquí, quizá porque pensaran que una persona con sentido del humor, hace mucha falta en un mundo triste.
    A todos , GRACIAS.

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    1. Hay lugares como hay personas que nunca olvidaremos, que nos hacían ver que el día a día merecía la pena, su sonrisa y su buen humor nunca se irán. Gracias a ti, por tus recuerdos, por tu ayuda, por ser tan valiosa, aunque no te lo creas, como en realidad eres, os hicieron y rompieron el molde, sois únicos e imprescindibles, por gente como vosotros merece la pena seguir. Un abrazo muy fuerte.

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