"La tarde era íntima, infinita. El camino bajaba y se bifurcaba, entre las ya confusas praderas"
Jorge Luis Borges.
Cuando escribí barajando las posibles rutas en el término de Almedina, una de ellas era la de San Isidro, porque el paraje lo merece, porque la toponimia que le sobrepone nos da qué pensar, Calar de las Cruces, y porque desde allí es posible recorrer otros caminos, por ejemplo, de este calar al de Matillas. O descender hacia la carretera de Montiel y admirar la enorme cantidad de huertas con norias que salpican el paisaje y el imperecedero trabajo de años.
Nos encontraremos en este lugar con un buen conjunto de infraestructuras para disfrutar de un día de campo.
Es un paraje con vistas excepcionales, a la sombra de pinos y encinas.
Y estamos, para que lo sepan, a la mayor altura del término.
Dejémonos llevar por este bellísimo contraste de colores.
Hasta donde se pierde la vista podemos vislumbrar cada huerta con su noria, algunas, pocas, en ruinas.
Pasearemos entre piedras calizas, las que dan sentido al calar.
Erodium cicutarium, la Aguja del pastor, es la flor predominante ahora, tinta al paraje con su tono violeta.
Gagea bohemica, Estrella amarilla temprana, que como su nombre indica será la primera que veamos de su especie en marzo.
El Calar de Matillas se extiende a nuestra derecha en dirección a Montiel.
Pero ahora retrocedemos hacia la ermita, el motivo que nos ha llevado hasta aquí.
Entre sombras perennes encontramos la pequeña ermita.
San Isidro y San Cristóbal, comparten espacio.
Recordemos que aquí se celebran no solo las romerías de San Isidro y San Cristóbal, también la de San Marcos.
Nada falta en este lugar, se pueden alquilar estas casetas no solo en época de romería.
Pero serán los narcisos los que más me llamarán la atención, es asombroso lo que dura esta flor y lo bellísima que es.
Increíble Rosa, yo siempre lo he dicho me ha llamado la atención Almedina por sus huertas lo bien arreglado que está, y ahora por supuesto por la ermita de San Isidro y San Cristóbal , la naturaleza increíble ahora de aquí en adelante es cuando más precioso está todo el campo con sus flores y a ti que no se te escapa nada todavía aprendemos más, otra entrada como yo siempre digo para el recuerdo gracias por enseñarnos tan bonitos rincones del Campo de Montiel un abrazo.
ResponderEliminarGracias amiga, tomar nota para ir una tarde a merendar, un paraje con unas vistas preciosas. Un abrazo.
EliminarAlguna vez estuve en la ermita de San Isidro de Almedina, y puedo constatar la belleza y la serenidad del paraje. Hoy lo vuelvo a recordar con las imágenes siempre bellas que nos regalas y con tus textos, siempre llenándonos de inquietud para conocer lugares tan bonitos como éste. ¡Un abrazo, Rosa!
ResponderEliminarGracias Juan. Las tardes se alargan y con ello, nuestra inquietud por pasear. Un abrazo.
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