sábado, 9 de julio de 2022

PASEANDO CON YAÑEZ POR ALMEDINA.

 



Pongámonos a imaginar que el trazado de Almedina es un tablero, un juego de la oca, las casillas principales, los 26 cuadros del pintor Yáñez de la Almedina y para llegar al jardín de las ocas, para avanzar, debemos aprendernos las calles, es decir, jugar a callejear.
Nos planteamos una partida en solitario donde el avezado jugador intuye que sus logros serán poder contemplar los cuadros de este gran pintor del renacimiento que nació en Almedina. 
Para darse a conocer, para intuir su grandeza, será la observancia la que nos hará ganar la partida. Partamos de cero para alcanzar a conocer a quien llevó de apellido esta bella población del Campo de Montiel.



1. 
La casilla de salida no podía ser otra, su fuente imperial.
A la vera de la carretera comarcal.
Fuente, lavadero, abrevadero, todo reunido en un armonioso conjunto por el que no cesa de manar agua en ninguna estación del año.




2. 
Ascendemos por nuestra derecha.
Y junto al colegio encontraremos el primer cuadro enfoscado en azulejos. Bajo cada uno de ellos, dejo la predela de información, para que se hagan una idea de su tamaño real y de dónde se ubica el original.




3. 
"Pasajes de la vida de San Jerónimo"
Siglos XV y XVI. Renacimiento.
Religión
Óleo sobre tabla 0,67 x 0,51 m.
Milán. Italia.
Pinacoteca di Brera
Autor:
Fernando Yáñez de la Almedina.




4. 
"Nacimiento con donante"
Óleo sobre tabla 1,04 x 0,99 m
Colección particular. Madrid. 




5. 
"San Juan Bautista"
Óleo tabla 1,33 x 0,86 m
Colección Godia. Barcelona.




6. 
Permanecemos en la calle Nueva donde se ubican la gran mayoría de nuestros cuadros.





7. 
"Anunciación"
Óleo sobre tabla 0,83 x 0,68 m.
Colección Francisco Ferrer Estellés
Colegio del Patriarca. Valencia.





8. 
No dejéis de estar pendientes de todos aquellos detalles que hacen que un pueblo sea singular.





9. 
"La Visitación"
Retablo mayor de la catedral de Valencia.




10. 
"De puente a puente" podríamos considerar la relación entre la fuente y la iglesia. La piedra es la que fortalece en la respuesta.
Su nombre: de Santa María. Siglo XIV. En su origen cuentan que fue mezquita. 
Recordemos un nombre, Juan de Arama, de Villamanrique, porque en la pérgola histórica del Campo de Montiel iremos colocando a numerosos artistas nacidos en esta comarca.





11. 
A la izquierda, pido casilla de salida, para asomarnos al horizonte.





12. 
Ahí abajo tenéis vuestro puente. De origen romano.




13. 
"Santa Catalina"
Óleo sobre lienzo 212 x 112 cm
Museo del Prado. Madrid.





14. 
Nos detenemos ahora en su ayuntamiento, de elegante factura, donde confluyen diversas dependencias, como si fuese una inmensa corrala de viviendas individuales.
Será nuestra posada.





15. 
"Resurrección"
Retablo mayor de la catedral de Valencia.




16. 
Izquierda:
"Santos Cosme y Damián"
Museo de Bellas Artes. Nimes (Francia)

Derecha:
"Santa Ana, la Virgen, Santa Isabel, San Juan y Jesús Niño"
Museo Del Prado. Madrid.





17. 
En el interior:

A la izquierda:
Anunciación, San Miguel, Cristo Patiens, San Pedro.
(Políptico de San Nicolás)
A la derecha:
Santa Ana, la Virgen y el Niño
(Políptico de San Nicolás)




18. 
Parte superior:
Padre Eterno (fragmentos del retablo de San Miguel de Ayora, iglesia parroquial de Ntra Sra de la Asunción. Ayora (Valencia)
21 x 59 óleo

Inferior:
"Circuncisión"
Tabla 318 cm x215
Museo estatal de arte Medieval y Moderno
Arezzo, Italia.





19.
"Cristo entre San Pedro y San Juan"
Óleo sobre tabla 0,75 x 0,62 cm
Colección de Joan Abella, Madrid.




20.
Izquierda:
"Crucifixión"
Colección privada. Madrid.

Derecha:
"Aparición de Cristo a la Virgen"
Museo de Bellas Artes de Valencia.




21.

Superior:
"Estudio para la Virgen Dolorosa"
Museo del Louvre. París.
Inferior:
"Resurrección del retablo de la crucifixión de la capilla de los Caballeros"
Catedral de Cuenca.




22.

Superior:
Estudio para la Magdalena"
Museo del Louvre. París.
Inferior:
"Estudios de figuras femeninas"
Museo del Louvre. París.




23.

Izquierda:
"San Miguel"
Fragmentos del retablo de San Miguel de Ayora (Valencia)

Derecha:
"Virgen y Niño con el infante San Juan"




24.

Izquierda:
"San Sebastián"

Derecha:
"Retablo de la crucifixión"
Catedral de Cuenca.



25.

"Virgen y Niño con el infante San Juan"
Óleo y temple sobre tabla 78 x 64 cm
Galería Nacional de Arte. Washington (EE.UU.)







26.
Salimos de nuevo a la calle Mayor para dirigirnos hacia la ermita de los Remedios (a la que en otro momento le dedicaremos su merecido espacio)
Antes a la izquierda, en la calle Cervantes...





27.
"Presentación de Jesús al Templo"
Óleo sobre tabla 194 x 227cm
Retablo Mayor de la catedral de Valencia.




28.
"Adoración de los Magos"
Óleo sobre tabla 194 x 227 cm
Retablo Mayor de la Catedral de Valencia.




29.

"San Miguel y San Jerónimo"

Óleo sobre tabla 0,56 x 0,52 cm

Colección particular.



30.

"Aparición de Cristo a la Virgen"

Óleo sobre tabla 0,56 x 0,52 cm.

Museo de Bellas Artes de Valencia.



31.

"La adoración de los pastores"

Óleo sobre tabla: 194 x 227 cm.

Retablo Mayor de la Catedral de Valencia.



32.

¿Acaso no os parece el brocal de un pozo?



33.

Calle Pintor Yáñez, su calle.


34.

"Natividad de María"

194 x 227 cm

Retablo Mayor de la Catedral de Valencia.



35.

"Calvario"

0,30 x 0,60 cm.

Museo Bellas Artes de Valencia



36.

Los dados, camuflados en la pared, servidores del oficio de alarifes en su descanso.



37.

"Cristo portacruz"

0,46 x 0,35 cm.

Colección Godia Sales. Barcelona.



38.

"Pentecostés"

194 x 227 cm.

Retablo Mayor de la Catedral de Valencia.




39.

"Descanso en la huida a Egipto"

Retablo Mayor de la catedral de Valencia.


40.

Laberinto, es esa la forma en que están dispuestas tus calles, Almedina.


41.

"San Antonio de Florencia y San Vicente Ferrer"

0,56 x 0,52 cm.

Museo de Bellas Artes de Valencia.



42.

Calle Bartolomé Jiménez Patón.

Natural de Almedina, esta gran humanista tiene en su haber numerosos tratados, un ejemplo, "Elocuencia española en Arte" (1604)



43.

Estamos en la plaza del Pintor Yáñez. ¿Su nombre? Sí, su casa.



 
44.

"...La etapa de Almedina ha sido la última en ser desvelada a los estudiosos del artista, lo cual no deja de ser curioso por corresponder a su pueblo de origen. Buena parte de culpa la ha tenido, por una parte, la carencia de noticias de archivo hasta fecha bien reciente; y, por otra, la pérdida de casi todas las obras realizadas por el pintor para su tierra natal. Las últimas aportaciones documentales permiten ubicarlo allí en un larguísimo período entre 1518 y 1537 al menos (con la interrupción correspondiente a los altares ejecutados para la Catedral de Cuenca). El retorno del maestro a su pueblo desde Valencia queda ya atestiguado el 20 de septiembre de 1518, cuando “Ferrandiáñez” aparece mencionado entre los compadres de un bautizo. No se especifica su condición de pintor, pero caben pocas dudas al respecto: el 26 de noviembre de 1519, “Ferrandiáñez, pintor” participa en el bautizo de un hijo de cierto Alonso Yáñez. Llama la atención el cambio producido en el apellido, respecto a las etapas anteriores, tanto la valenciana como el interludio barcelonés. En todos los documentos de su estancia levantina, conocidos entre 1506 y 1515, el artista se hace nombrar como Fernando de Almedina.



45.

A partir de 1518, se le denomina siempre como Fernando Yáñez (o con la contracción familiar de Hernandiáñez, que es lo mismo). Las razones parecen obvias. En Valencia y Barcelona, alejado de su pueblo natal, encontró más oportuno identificarse —como tantos otros artistas— por su lugar de procedencia. Al regresar a su tierra, no habría tenido sentido hacerse llamar “de Almedina” en una villa donde todos los vecinos poseían la misma condición. Destruida la mayor parte de los libros parroquiales del lugar, un superviviente tomo de bautismos ha permitido localizar una treintena de noticias sobre Fernando Yáñez y su familia en esta época. Resultan especialmente sugestivas las que lo presentan cristianando a sus propios hijos. De tal manera, el 27 de junio de 1520 bautiza a su hija Petronila, el 16 de noviembre de 1521 a su hijo Cristóbal y el 24 de junio de 1534 a su hija Catalina. Otra hija, Isabel Galiena, era sin duda la mayor de los hermanos, y tal vez con cierta diferencia de edad. Ningún documento precisa el nombre de la esposa, nombrándosele como “la mujer de Hernandiáñez” o la de “Hernandiáñez”, fórmula muy corriente en la época.




46.

Otros seguros parientes y amigos afloran en la documentación. Resulta sumamente ilustrativo que buena porción de ellos pertenezcan al patriciado de la villa. Refuta esto la hipótesis manifestada por diversos estudiosos de considerarlo descendiente de moriscos (otros hablan de judíos conversos). Son Alonso Yáñez, tintorero, a cuyo hijo apadrina el pintor en la citada partida de bautismo de 1519; Rodrigo Yáñez; Juan Yáñez; Pedro Yáñez, hidalgo, que figura en el registro de vecinos cuantiosos de Almedina en 1549; Gonzalo Yáñez, regidor y asimismo cuantioso; el clérigo Martín Yáñez y algún otro. El propio Hernandiáñez también consta en el registro de cuantiosos en fecha 12 de enero de 1536. La documentación conocida almedinense atestigua la presencia continuada del artista en dos bloques cronológicos diferenciados: entre septiembre de 1518 y noviembre de 1521, y entre mayo de 1532 y octubre de 1537. La etapa de Almedina, como queda dicho, debió de ser una de las más fructíferas del pintor. En las Relaciones de Felipe II (1575), lo confirman sus mismos paisanos de modo inapelable: Yáñez “dejó muchas [obras] en esta villa y en otras partes”. Por desgracia, ninguna de las escasas piezas conocidas de este momento se conserva in situ. La realización más importante fue sin duda el perdido retablo mayor de la parroquial. No deja de ser significativo que vaya ligado al primer vagido historiográfico de su biografía, el que proporcionó Juan de Butrón en sus Discursos apologéticos en que se defiende la ingenuidad de la pintura (1626). Altar de talla y pincel de grandes dimensiones, debió de constituir una de las causas principales del retorno del pintor a su pueblo.
El Museo del Prado conserva una tabla de la Santa Generación procedente de la cercana iglesia de Villanueva de los Infantes. Pero este templo no fue el destino primero de la pieza. Tanto pudo proceder del retablo de Almedina, como pintarse para la misma Infantes. Lo cierto es que refleja el estilo avanzado del artista y una plena concordancia con los altares de la Catedral de Cuenca: composición recargada, intensidad emocional en los figurantes y tenebrosidad de los ambientes. La Sagrada Familia “Grether”, de colección privada, debe de ser ubicada en este período inicial de Almedina. De pequeñas dimensiones, va fechada y firmada con una inscripción en el reverso: “Hernandiáñez... año 1523”.




47.

El ciclo de Cuenca se incrusta como una cuña en el centro de la fase almedinense, dividiéndola en dos subperíodos. En ninguna otra etapa de la biografía de Yáñez se posee la misma certidumbre de poderla abrir y cerrar con precisión cronológica casi exacta. El 17 de marzo de 1525, el pintor redactó un poder en Cuenca, confirmando su estancia en esta ciudad. Se hallaban entonces en avanzado estado de edificación las dos capillas catedralicias para las que, de inmediato, pintaría cuatro altares: capilla de los Carrillo de Albornoz (también conocida como de los Caballeros, el célebre “Sacellum Militum”) y capilla de Hernández del Peso. Para el recinto de los Albornoz realizó tres retablos, que constituyen la producción máxima de los últimos años del artista. El “Sacellum Militum” fue fundado en el siglo XIV por el notable linaje conquense de los Albornoz, de donde surgieron personajes de la talla del cardenal don Gil Álvarez de Albornoz. Sus descendientes, los Carrillo de Albornoz, reedificaron completamente la capilla a finales del siglo XV y durante el primer tercio de la centuria siguiente. Los comitentes principales fueron Luis Carrillo de Albornoz y, sobre todo, su hermano Gómez, canónigo, protonotario y tesorero de la Catedral de Cuenca. En una cláusula de su testamento, redactado el 23 de mayo de 1531, alude Gómez a las obras encomendadas a Fernando Yáñez, al que califica respetuosamente como “señor pintor” y “singular pintor”. Dos retablos, los de la Epifanía y la Piedad, adornan los arcosolios renacentistas donde se encuentran enterrados Luis y Gómez con otros parientes próximos. Presiden los altares dos grandes tableros de pince
encuadrados por preciosos marcos platerescos, aunque el de la Piedad presenta un diferencia sustancial en lo que respecta a los motivos pictóricos que contiene. Además del panel principal, presenta seis pequeños medallones pintados sobre papel en el marco. Representan los cuatro símbolos de los Evangelistas, además de San Pedro y San Pablo. El tercer retablo, dedicado a la Crucifixión, preside el altar mayor del “Sacellum Militum”. Con estructura de políptico, muestra una hermosa armadura plateresca labrada en madera, que encierra once tableros de pincel. Los asuntos son los que siguen: en la predela, Martirio de Santa Catalina, Santos Pedro y Pablo, Resurrección con el donante Gómez Carrillo de Albornoz, Santos Juanes y Martirio de Santa Inés; en el cuerpo central la Crucifixión, de mayor tamaño que las restantes pinturas; en las calles laterales, Isaías y San Clemente en el lado del Evangelio, y Habacuc y un Santo Obispo en el lado de la Epístola; corona el altar la Natividad en el montante. La capilla de Alonso Hernández del Peso alberga un retablo con dos pinturas: la Adoración de los pastores como tema principal, y la Visitación en el coronamiento.
Resulta muy revelador que todo el arco cronológico entre las mencionadas fechas de 1525 y 1531, con la fecha subsidiaria de 1526 inscrita en la armazón del retablo mayor de la capilla de los Caballeros, coincida con un extenso vacío documental observable en el archivo de Almedina. El juicio negativo que han recibido los retablos conquenses por un sector de la crítica merece un comentario específico. Durante muchos años han sufrido los reproches de diversos estudiosos, que achacaban al pintor cansancio y esterilidad creadora. El ennegrecimiento de los paneles y el enclaustramiento de los altares en capillas de difícil acceso favorecieron sin duda tales prejuicios. Los criterios actuales, limpias la mayor parte de las obras y mejor conocidas, son muy diferentes. Las pinturas de la etapa conquense quedan integradas en una unidad estilística superior que encuentra su origen en el período valenciano avanzado y engloba asimismo la fase almedinense. Comparte, por tanto, los mismos caracteres estilísticos que las pinturas correspondientes a dichas fases. Todo parece indicar que, tras su campaña profesional de Cuenca, Hernandiáñez pasó los últimos años de su vida en su pueblo natal. El 18 de mayo de 1532 ya se encuentra de nuevo en Almedina, como compadre de un bautizo. Y los documentos certifican su presencia en esta villa hasta el 10 de octubre de 1537 al menos. Al igual que en todas las tierras en las que desempeñó su trabajo, dejó huella perdurable en la evolución pictórica del Campo de Montiel. Pese al arrasamiento del legado pictórico antiguo de la zona, lo demuestra el anónimo autor del retablo de la ermita de Nuestra Señora de Luciana de Terrinches. Yáñez debió de fallecer en su mismo pueblo natal. La que nunca se perdería es su memoria en la comarca, como demuestra el perdido epigrama que dedicara Francisco de Quevedo (señor de Torre de Juan Abad) al maestro del pincel. Igualmente significativa es la devoción guardada por los almedinenses hacia su ilustre paisano. En las Relaciones de Felipe II de 1575, el artista es evocado en señal de respeto como el “licenciado Yáñez”. Y es que el tiempo no había logrado atenuar su fama décadas después de su muerte, en uno de los ejemplos más llamativos de la virtú renacentista de signo pictórico en la Europa del siglo XVI fuera de Italia. Escriben los redactores de la Relaciones en el capítulo dedicado a los hijos ilustres de Almedina: “hubo en esta villa un hombre que se llamó el licenciado Yáñez, el cual fue natural desta villa y en el arte de pintar del pincel fue la más rara habilidad que hubo en sus tiempos y según lo testifican hoy sus obras, que dejó muchas en esta villa y en otras partes que son las más tenidas y estimadas de cuantos hay en España, y ansí lo dicen y afirman los hombres que de su arte entienden”. No se podría hallar mejor epitafio para una de las biografías más complejas y fascinantes del Renacimiento artístico español"

Real Academia de la Historia.




48.

"Pero la vida es corta:
viviendo, todo falta;
muriendo, todo sobra"

Lope de Vega.



49.

El tablero, abierto, se expande.

De casillas irregulares puede parecer pero adaptémonos al formato de la fotografía.

Recordemos que nuestro tablero sigue siendo el callejero de Almedina. 



50.

En esta casa solariega, junto al ayuntamiento, nació (1660)y vivió Fray Juan Muñoz de la Cueva. Fue doctor y catedrático de la Universidad de Toledo.



51.

"La muerte con la potencia de un rayo de sol, toca la carne y despierta el alma"

Robert Browning.



52.

Almedina es un barco en el que unas veces te asomas a estribor y otras a babor. Rodeada de pizorros, barrancos, su Campo luce en cada estación con un colorido único. La arenisca, la cuarcita...cercenan la luz de un modo particular.




53.

"Ecce Homo"
Óleo sobre tabla 0,56 x 0,52 m.
Museo de Bellas Artes de Valencia.



54.
"Presentación de la Virgen al templo"
Óleo sobre tabla
194 x 227 cm.
Retablo Mayor de la catedral de Valencia.




55.

"San Sebastián"
Óleo sobre tabla.
Museo Medows. Dallas. Texas (EE.UU.)




56.
En esta calle nos encontraremos con una capilla de San Antón.



57.
"San Sebastián"
Óleo sobre tabla 0,77 x 0,36 cm.
Colección particular. Madrid.



58.
"Ascensión"
Óleo sobre tabla 194 x 227 cm.
Retablo Mayor de la catedral de Valencia.




59.
"Adoración de los pastores"
Óleo sobre tabla 1,21 x 1,06 m.
Museo Diocesano de Murcia.




60.
"Cristo entre San Pedro y San Juan"
Óleo sobre tabla 0,75 x 0,62 m.
Colección particular. Madrid.



61.

"Tránsito de la Virgen"

194 x 227

Retablo Mayor de la Catedral de Valencia.



62.

"Abrazo de San Joaquín a Santa Ana"

Óleo sobre tabla: 194 x 227 cm.

Retablo Mayor de la Catedral de Valencia.



63.

El jardín de las ocas, es a la vez llegada, punto final e inicio. Rodeamos Almedina para regresar dando un plácido paseo a la fuente, para aplacar la sed, para serenar el alma, para reconducir la vida, para aligerar cargas... El reconducirnos, siempre lleva consigo una segunda oportunidad.

Porque la vida, algunos días, los más, debería ser un juego en el que ganar la partida nos hiciera un poco más felices. Y si perdemos, no importa, a comenzar de nuevo, en cada paseo, en cada jugada, algo nos llamará poderosamente la atención.


Imprescindible: 

"Fernando Yáñez de la Almedina"

Real Academia de la Historia.



5 comentarios:

  1. Gracias por esta lúdica guía para visitar esta pequeña joya.
    Un abrazo

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  2. Hay que ver que encanto de pueblo qué cosas más interesantes tiene para ser un pueblo tan pequeño como es Almedina,me encanta esta entrada merece la pena de dar un paseo por este pueblo manchego, doy las gracias a la redactora, fotógrafa y no nos podemos dejar a este señor Fernando Yañez enhorabuena para todos@s

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  3. Muchas gracias por esta valiosa entrada para todos los que somos amantes del arte, por este agradable recorrido por la vida y obra del pintor Yáñez de Almedina. Visitar a través de tus fotografías este bonito pueblo, a la vez que vamos revisando una por una la obra de este artista a través de los azulejos que en cada calle lo recuerdan, es una idea genial. Me ha gustado mucho, enhorabuena una vez más por tu increíble trabajo. Un abrazo.

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  4. Vaya Rosa esta entrada cómo has escarbado para sacar tanta fotografía y tanto cuadro, cuánto vamos a aprender de ti yo no sabía que había tantas cosas en almedina y esta historia enhorabuena está hecha un artista.

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