Si buscamos en los mapas veremos que Pozo de la Serna era caserío, hoy pueblo, y si rebuscamos, en la historia, antes fue aldea de Alhambra. Y así en el Diccionario de Hervás dice de ella: "Aldea situada en la carretera de Valdepeñas a Infantes, con 32 casas y 91 habitantes. Es anejo de San Carlos del Valle"
Hoy con alrededor de 320 habitantes podemos transitar por él con cierta similitud a antaño pues sus casas se encuentran alrededor de la Cañada Real de Cuenca. Fue paso importante y parada de los ganaderos. Recordemos que esta cañada parte de Cuenca, de Tragacete y llega hasta Jaén. Aquí toma el nombre de Vereda de los Serranos, pero no siempre fue así.
Me decido a esbozar una ruta, para ello parto de su calle Mayor o Cañada, es domingo y hay mercadillo. Una estatua al Sagrado Corazón preside precisamente el corazón de este pueblo, es su patrón.
Dirección norte, atravieso el parque, con un pozo en honor al nombre del lugar. A las afueras otro pozo, este sí que es antiguo junto a un almendro y nos encontraremos con dos direcciones, a la izquierda la carretera a San Carlos del Valle; de frente, nuestra vereda.
El cartel nos dice Cañada Real de los Serranos.
Hoy no es un día propicio para el caminante, el viento que parece haberse apoderado de todo sigue soplando fuerte, pasaré por el cementerio viejo, siempre rebosante de nostalgias, y cada vez hundiéndose más en los confines de la tierra.
Comprobaréis la anchura. Es el momento de recordar las medidas máximas de las diversas vías pecuarias, algo que no debemos olvidar:
Cañada: 75 metros.
Cordel: 37,50 metros.
Vereda: 20 metros.
La colada es la de menor anchura.
Los años han hecho mella no solo en cortijos, caserías, chozos, norias...los caminos han variado, no es fácil encontrárselos casi intactos, pero aquí es sencillo visualizar los mojones y admirar e imaginar el paso de los trashumantes.
Cada vez que me encuentro contigo no puedo evitar sentir cierta desazón por el desamparo en el que te hallas.
Y me instalo para mirar donde antes otros miraban.
"Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena"
Mario de Andrade.
La vereda actualmente tiene una considerable anchura, no tan lejos de las 90 varas que lucía en tiempos pasados, son visibles los mojones e impresiona imaginar el tránsito de rebaños.
Cuando he dado buena cuenta de los metros del camino me doy la vuelta y me voy perdiendo por las calles amplias, a imagen de las cañadas.
Tras delimitar la Casa de los Hermanos Fontes con su sencilla plazoleta, observo instalaciones nuevas en un campo que se abre a horizontes sin límites.
Y me alegra encontrarme con rebaños, lo más auténtico de este pueblo que mantiene su tradición.
Y llego hasta su plaza de la iglesia, con advocación a la Virgen del Carmen.
Paseo por la plaza de la iglesia y regreso a la calle Mayor. Ya al norte, para dejar una instantánea del pueblo, doy con el cartel de la vereda, la lectura da paso a los caminos que se bifurcan: derecha, el cordel del Pozo; izquierda, nuestra Cañada Real Conquense y empinado al frente, el cerro la Jarosa, con su vértice geodésico, próxima ruta a disfrutar por estos parajes.
Cañada Real Conquense - de los Serranos:
"Este gran recorrido de 132 km. cruza de Norte a Sur el lado oriental de la provincia de Ciudad Real, siguiendo la Cañada Real Conquense, una de las más largas de España. La ruta está estructurada en seis tramos: el primero, de 26 km., parte de la ermita de San Isidro en Socuéllamos, hasta el km. 141,8 de la carretera Cm 400 (Tomelloso- Munera); el segundo, de 20 km., desde este punto hasta Ruidera y sus lagunas; un tercero, de 19 km., nos acerca hasta Alhambra. El cuarto, de 24 km., nos lleva a Pozo de la Serna; el penúltimo, de 22 km., hasta el km 7,6 de la CR 614 (Torrenueva-Torre de Juan Abad); el último culmina a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, junto a la carretera CRP 610 (Castellar-Aldeaquemada). Para que la andadura sea más fácil, se ha señalizado el trayecto con balizas de madera y paneles informativos, incluidos estos 15 mapas con cartografía detallada para conducirse y orientarnos mejor..."
A la derecha de las encinas, La Jarosa, vértice geodésico de 848 m.
20 marzo 2022.
A todos los pastores que he ido conociendo a lo largo de estos caminos, con los cuales he deparado charla y "tenga usted un buen día", los admiro.
Muchas gracias Rosa,bonita entrada,y más por dedicársela a esta gente tan maravillosa que hace su labor qué te has encontrado como dices por los caminos de Dios, eso por un lado y por otro muchas gracias por seguir escribiendo que como dijiste de dejarlo yo sabía que no jaja,del dicho al hecho hay un trecho felicidades un abrazo.
ResponderEliminarMientras tengamos fines de semana en los que recluirse sea más que una obligación, seguiré escribiendo, ya quisiera estar por esos caminos, pero no puede ser. Gracias, amiga.
EliminarHay tantos caminos por recorrer, tantos lugares por visitar y que posiblemente ya no lo hagamos, que es de agradecer transitar por tus blogs, donde nos enseñas esas veredas que recorrieron los pastores, esos pueblos pequeños y acogedores, donde la vida pasa en calma y los días parecen alargarse frente a la rapidez convulsa en la que nos movemos. Seguimos tras el objetivo de tu cámara y de tus palabras. ¡Enhorabuena y un abrazo!
ResponderEliminarGracias siempre a ti, Juan. La vida nos regala caminos, también amigos. Un abrazo.
EliminarPreciosa y detallada narración de estos entornos, con sus historias evocadas. Gracias.
ResponderEliminarA ti, Esteban. Qué más quisiera que despertaran las historias que cada camino tiene que contarnos, para ello necesitaría mucho más tiempo del que dispongo. Aún así me siento muy agradecida por compartir momentos, muchos, con gentes a las que quizás no vuelve a ver más, pero quedan en mi memoria. Gracias.
EliminarEnhorabuena Rosa,muchas gracias y no dejes de enseñarnos nuevas rutas.Besos
ResponderEliminarLo intentaré, un abrazo.
EliminarEn tus visitas a estos lugares pequeños y entrañables, son las imágenes las que dicen más que las palabras. Hablan de paz, de campos que parecen silenciosos pero que desde sus entrañas, parecen reclamar esa vida útil y fructífera que en otro tiempo tuvieron , de edificaciones pidiendo a gritos que alguien las devuelva a la vida de nuevo, para contar historias que nos enseñen que hay otra forma de vivir que no sea correr como pollo sin cabeza, en un eterno "viaje a ninguna parte".
ResponderEliminarLa imagen del hato de ovejas alegra y da vida a tu relato. (Por cierto ,el queso del Pozo, es de diez) .
Enhorabuena, tu cámara es pura inspiración.
Un abrazo.
Las queserías, efectivamente, las había, pero una viaja "de trapillo" como digo yo, con lo indispensable en la mochila y sin dinero. No te creas que no me arrepiento de no haber comprado un queso. En fin. Una excusa para volver. Gracias siempre por tus comentarios. Un abrazo
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