"Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales..."
Jorge Luis Borges.
Cuando se van cuarteando las páginas de la memoria sentimos que poco a poco vamos muriendo, pero aferrarse a los apuntalados recuerdos nos permitirá sentirnos vivos. Debemos seguir el camino, sorteando obstáculos, buscando otras "veredas" más factibles. Convivir con las limitaciones debe ser nuestro día a día.
De Torres recuerdo vagamente aquello de que Ricardo, el último de la aldea, no quería abandonarla. Solo es suficiente con una única visita al lugar para entenderlo, a pesar de que la frondosidad de las llamadas malas hierbas vaya ocupando su territorio porque al fin y al cabo somos huéspedes en la tierra.
Me cuesta caminar como antes, rememorar, fijar las palabras a páginas vacías y si abandono, entiendo, no podré reverenciar lo que para mí supuso ese primer encuentro con Torres. Numerosas visitas han conseguido afianzar ese cariño que siento sobre el lugar.
Barruntar sobre que podría seguir la estela de Ricardo, al que no he conseguido hallar en las huellas del tiempo, traspasa las líneas de la ilusión. A su memoria va dedicado este texto.
2016.
"Desde ella a esta capital de Infantes hay dos leguas, y a distancia de una, camino adelante, a un cuarto de legua de él, y a el lado de media está la aldea llamada Torres que se compone de ocho casas, una iglesia y una ermita, casi arruinada, y una huerta con diferentes árboles y una buena casa de campo. Pasa un río, como a doscientos pasos, llamado Jabalón..."
"La descripción de los pueblos del Campo de Montiel en 1773" (En el capítulo dedicado a Montiel)
de Carlos Villar Esparza.
En este viaje casi nada es lo que parece, de hecho, antes de comenzar nuestra andadura deberíamos leer:"De aldea a "locus amoenus": El despoblamiento del lugar montieleño de Torres" de Carlos Javier Rubio Martínez, para comprender las dimensiones históricas que tuvo Torres.
Tan solo los ciclistas recorren este sendero, al menos en las numerosas ocasiones que he llegado hasta aquí, ellos han sido los únicos con los que me he cruzado. Existe un PR, para mí excesivo en longitud, de la Diputación, que une Montiel con Infantes. Reincido en lo de excesivo porque las cualidades de un sendero facilitará el acceso al caminante. No deberían exceder en tantos kilómetros porque de entrada te frenan a realizarlo. Me conformo, siempre acabo así, con materializarlo en distintas ocasiones y porque tomar una parte, como es el asunto de hoy, nos permitirá conocer esta apartada aldea de Montiel. Haremos una incursión al pasado gracias a sus ruinas y a la primavera que de una forma explosiva envuelve sus piedras y nos alegra el camino.
Verá el lector que no menciono el molino del Montón de Tierra, al principio, de hecho hasta que no llegue a Torres no me habré dado cuenta de tan grave error. La "culpa" debieron tenerla las flores y las mariposas que desviaron mi atención.
En mi caso, tomé este sendero PR-CR 53, junto a la gasolinera, cerca del cruce con Villahermosa, que hay a la salida de Montiel (izquierda) dirección a Infantes.
No hay pérdida, el camino es cómodo y está bien balizado.
Un primer arroyo, el del Salobrar.
Mirando hacia atrás podremos ver las dos fortalezas de Montiel, a la derecha el montículo donde se asentó el castillo de San Polo, y a la izquierda el de La Estrella.
Primavera de color, alternan los amarillos, con los verdes y moteadas ,algunas parcelas, se tiñen con el violeta de la Anchusa azurea.
Es la primera vez que veo una Iberis amara violeta.
A mi derecha el histórico molino del Vicario.
Más adelante, a mi izquierda, lo que en un principio me pareció una era. Nada más lejos de la realidad, es un corral para el ganado, lo que desconozco es su antigüedad y anterior "oficio"
Y justo enfrente, a la derecha, otro montículo muy interesante por los restos de cerámica que afloran.
Andamos por el viejo Camino de Cózar a Montiel.
La siempre esbelta ophrys lutea o abejera amarilla. Será la orquídea predominante en el viaje de hoy. Además veré algunas orquídeas espejo.
La primavera pasada, recuerdo, que los campos se teñían de violeta gracias a la viborera, sin embargo ahora son las Onobrychis viciifolia, esparcetas o pipirigallos, las que se llevan el premio a la flor más extendida.
Veremos encinas, olmos, pero también algunos membrillos.
La bellísima Anchusa azurea, chupamieles, lengua de buey.
Las Casas de Yáñez comienzan a destacar. Casas que también llevan el peso de la Historia. Por estos lares todo rezuma antigüedad.
Sin duda debes ser el arroyo de Torres.
Centaurea cyanus, azulejo o pincel.
"Siempre se ha utilizado popularmente como antibacteriano, fungicida, estimulante, diurético..."
Wikipedia.
Medicago minima, carretilla menor, estrebo.
La luz va fracturando al cielo plomizo del inicio de la andadura y surgen esas tonalidades tan definitorias de este paisaje manchego.
Eruca vesicaria, rúcula, roqueta, oruga.
"Crece como una hierba comestible en el área mediterránea desde los tiempos del Imperio Romano...
Se recogía tradicionalmente en la naturaleza o cultivada en huertos familiares junto con hierbas como el perejil y la albahaca..."
Wikipedia.
Me ha costado mucho encontraros, bellísimos Gladiolus.
Ya estamos muy cerca de Torres.
Lotus corniculatus, zapaticos de la Virgen.
Aunque las lluvias han regado durante esta primavera con generosidad la tierra, veo pocas amapolas. Ellas serán el "santo y seña" de lo que acontecerá.
Siempre me sorprende la altura del Conium maculatum o cicuta.
Recuerden que es una planta muy tóxica.
Cómo no preguntarse qué es este enorme edificio con carácter señorial.
Se llama la Casa de Godoy.
Aquí vivió la familia de los Fernández-Buenache de Infantes.
"...esta familia poseía en el poblado una casa y otras siete que, por su estado ruinoso, habían convertido en corrales; y a los pies del páramo una gran casa de labranza y una huerta. Todo ello estaba agregado al vínculo que, aunque no conocemos la fecha exacta de su incorporación para todas ellas, sí hemos datado algunas entre 1686 y 1701.
La casa de labranza, a pesar de ser donde residían los criados en tiempos de sementera, es evidente que se convirtió en el lugar de recreo de los Fernández-Buenache, a tenor tanto de de las descripciones de la época, que la consideraban en 1719 "de muy buena fábrica", como por el edificio que se ha conservado, en el cual, a parte de usar el tapial y el encintado de ladrillo, también utiliza la sillería para los vanos y esquinas, formando arcos de medio punto y algún adorno. Esta casa contaba con cuatro cuartos bajos, ocupados por una cocina, dos portales, una caballeriza y un pajar.
En alto tenía los cuartos correspondientes, con dos cámaras techadas a tejavana y una cocina..."
Carlos Javier Rubio.
Locus amoenus significa lugar idílico.
"La escritura de Dios" no solo está en los libros, se halla en la naturaleza, en las piedras, en el tiempo detenido bajo la sombra de unos olmos, del árbol del paraíso, de la vibración de las hojas de los álamos... Mientras disfruto de todo esto, creo ver volar a un aguilucho cenizo. Creo...
CASA DE GODOY.
"Las fincas de El Toconar y Torres se pierden en el túnel del tiempo.
Primero por sus hallazgos arqueológicos que demuestran la existencia del hombre prehistórico en las laderas de sus colinas y en diferentes puntos de estos parajes.
En el Siglo de Oro Español con la llegada a la aldea de Torres de MIGUEL DE CERVANTES, (según cuenta la tradición) se inspiró en un personaje natural de dicha aldea, llamado: Alonso Quijano o Quijada, para darle vida a su inmortal obra: DON QUIJOTE DE LA MANCHA.
Por el siglo XVIII, dichas fincas pasaron a ser propiedad de MANUEL GODOY, Duque de Alcudia y Sueca, Príncipe de La Paz, Valido y primer Ministro de CARLOS IV.
Esta es la Casa Solariega y Blasonada con la que solía pasar los mejores días de descanso junto a sus invitados, el Valido don Manuel en sus frecuentes viajes debido a su afición a la caza"
Placa.
"El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando"
H.D. Thoreau.
Me detiene el agua. En esta primavera bajas más caudalosa que en la anterior.
No eres la única fuente de Torres.
"Las excelentes vistas, las fuentes de la Taina, de la Bullidera y las cercanas de la Reina o de Diago..."
Carlos Javier Rubio.
Prosigamos. Esta casa se halla aislada de la aldea. Pasaremos por lo que son huertas, con olivos y viñas...
Hasta la alberca, hoy cerrada, por una sabia precaución.
"...La huerta, dentro de este recinto, se disponía en un espacio de dos hectáreas donde se habían plantado doscientos árboles frutales.
Se trataba especialmente de membrillos, ciruelos chabacanos y perales; pero también había algunos guindos, olivos y dos nogueras....Estos árboles se regaban gracias a un estanque que recogía las aguas de la fuente de la Bullidera, situada junto a una alameda, a doscientos metros.
Este estanque, que se encontraba en el lado sur de la huerta, había sido decorado artísticamente en 1685 gracias a la intervención de Juan Ruiz Hurtado García, el último representante de una importante saga de maestros de cantería de Infantes cuya actividad arranca en el siglo XVI...Sus obras de mayor envergadura fueron la construcción de la torre mayor de la parroquia de Villanueva de los Infantes..."
Carlos Javier Rubio.
Olmos en el camino, en sus orillas regalando sombras. También veremos algunos membrillos, almendros, álamos, higueras y olivos.
Ulmus minor, olmo común o negrilla.
"Los arados de la antigua Grecia se fabricaban en parte con olmo"
(Hesíodo)
Hoy es imposible acercarse a la iglesia de Santa María, en ruina progresiva o quizás no. La naturaleza que todo lo envuelve la conserva intacta en su estructura.
Huertas y cereal se juntan en lontananza.
Las zarzas se apoderan de los muros en su afán, también, de preservar la piedra de los embistes del tiempo.
Esta fue la casa de José de Lamo.
"Lamo era natural de Munera, donde había nacido hacia 1707, pero que después pasó a residir a Villanueva de los Infantes. Allí conoció en su juventud a la hija de D. Francisco Ruiz Cabellos, Doña Catalina, dos años más joven que él. Se enamoraron pero, seguramente, por la condición social de Lamo, Don Francisco prohibió las relaciones entre ambos...
(No debo darles todo hecho, por favor lean toda esta interesante historia)
Lamo recibió de su suegro las casas de Torres y pasó a residir allí, con su mujer y su hijo. Junto a la familia se añadió pocos años más tarde una viuda, Catalina González, madre de un tejedor de paños, que trabajó de criada...
La hacienda de Lamo contaba con unas 328,6 fanegas de tierra, muchas y las más ricas situadas junto al caserío, y otras tantas en los Rubiales y en el Calar. Entre ellas se incluía una huerta de dos fanegas que era regada con la fuente de la Taina, dos fanegas de zumacar y una era empedrada. En cuanto a estructuras, contaba con un cuarto pajar junto a su casa y, dentro de ella, el ya mencionado molino de zumaque. Sería un molino de sangre que molturaba este producto de uso industrial que era cultivado en tierras de su hacienda..."

"...En relación a la propiedad en este período, era el propio José de Lamo quien más tierras acumulaba en Torres como en sus parajes inmediatos; lo que no quiere decir que fuese el mayor terrateniente que tuviese algunas de sus propiedades en estos parajes, ya que este honor le correspondía a la familia de los Fernández-Buenache. Esta familia tenía aquí 155 fanegas y constituía la tercera gran hacienda en Torres. La segunda hacienda pertenecía al beneficio curado, que tenía aquí dos tercios del total de sus tierras, valoradas en unas trescientas fanegas..."
"...El resto de propiedades pertenecían a numerosos vecinos de poblaciones cercanas, como Almedina, Villamanrique, La Solana, Montiel y, sobre todo, Villanueva de los Infantes..."
Carlos Javier Rubio.
Aldea de Torres.
Poblado del siglo XIII.
"Rodeada por lomas y cerros, en un lugar cálido al abrigo de los vientos y fríos y con agua abundante, a tan solo 7 km de Montiel, nos encontramos los restos de la aldea de Torres. Asentada sobre la ladera norte de una gran plataforma caliza, en su entorno brotan manantiales que posibilitan cultivos de regadío.
Aparece citada por primera vez en 1238 en el listado de la Orden de Santiago como lugar de repoblación. Y citada nuevamente en 1243, a raíz del pleito entre el concejo de Alcaraz y la Orden de Santiago por las tierras del Campo de Montiel. En la resolución de Fernando III, se confirma el dominio de la Orden respecto a la aldea.
En las Relaciones de Felipe II de 1575 se encuentran referencias a la Villa de Torres como aldea dependiente de Montiel.
Según este documento, Torres se encuentra a una "legua buena" de Montiel, y posee dehesa y dos alcaldes Ordinarios, dos alcaldes de Hermandad, y un Alguacil como oficiales del Concejo de Torres.
También cuenta la aldea con cura propio, iglesia, una fortaleza que a principios de la Edad Moderna ya debía haber desaparecido y una ermita dedicada a San Blas. Por esta época Torres tenía treinta vecinos pecheros (es decir, que pagaban impuestos) por lo que la población real estaría alrededor de 120 habitantes.
También se menciona la existencia de diversas tumbas cerca de la iglesia de la aldea marcadas con los escudos de las Órdenes de Santiago y Calatrava. La población Torres tuvo en algunos momentos de su historia Encomienda propia que compartía con otra aldea de Montiel, Cañamares.
Se trata de un enclave de más importancia económica que estratégica, con una pequeña fortaleza y con pocos defensores que fuera, quizás, más apropiado para el reposo y convalecencia que para el combate. Por lo que se dice que Torres fue un lugar de retiro de caballeros, quienes tras sus vidas de lucha terminaban aquí sus últimos días buscando paz y tranquilidad.
Se conservan restos del templo parroquial, construido entre los siglos XIII y XIV. Se trata de un edificio de planta basilical, con tres naves separadas por arcos formeros sobre pilares cuadrados de mampostería.
Sus muros están construidos a base de mampostería por hiladas y aparecen reaprovechados en ellos algunos materiales más antiguos.
La nave central, más ancha y alta, se encuentra rematada por un presbiterio circular.
La única entrada al templo de arco apuntado de sillería con arquivolta, se situaba al sur. Está dedicada a Nuestra Señora Virgen de las Nieves, representada por una talla de los primeros tiempos del gótico, con visos románicos, que en la actualidad se conserva en la iglesia parroquial.
Al oeste encontramos un recinto que en su momento pudiera ser el cementerio y que podría estar asociado a las sepulturas de caballeros que mencionan las Relaciones Topográficas.
En la ladera y al noroeste se situaría una pequeña fortaleza construida en argamasa y que se mantuvo en pie hasta finales del XVI.
Cerca de la aldea y al norte de esta se ubicaría la ermita de San Blas, realizada en mampostería, de un solo cuerpo y cubierta de madera, de la que se tienen pocos datos, pero que sabemos existían a finales del siglo XV.
Al norte de la iglesia encontramos excavados en la roca caliza una especie de silos, de los que desconocemos su utilidad"
Panel.
Imagen del blog: "Montiel: Un pueblo con Historia" de Ángel Perea.
Les he facilitado la mitad del viaje porque para cuando vengan a Torres, caminando, como ha de ser, podrán interpretar lo que vean.
La otra mitad está en los libros, en la lectura pausada de aquellos textos que tratan a la aldea con ese respeto que se merece. Cada población, cada lugar que visitemos, habremos de hacerlo antes caminando entre las palabras escritas por quienes nos antecedieron en sus pasos.
Hace años que visito Torres, hace años que pude acceder a su iglesia, que pude sentarme junto al caño de la fuente de la Taina, que traspasé, una y otra vez, por ese "túnel del tiempo" vegetal que las higueras recrearon, siempre me pareció formidable y extremadamente sensorial ese túnel que parecía conectar dos mundos pero esto ya no es posible. Pienso que la naturaleza en Torres es dueña y señora de sus ruinas, que con sus brazos alargados la adormece en su recuerdo, la preserva.
Sigamos caminando por el silencio impuesto de las piedras:
Cada pueblo, cada aldea, contaba con una plaza donde el bullicio en fiestas, en reuniones, despertaba ilusiones. El despoblamiento ha dejado paso al más absoluto de los silencios.
La única vivienda, junto a la casa de Godoy, que muestra algo de vida.
Rosales y lilos bien cuidados son el aliento de una aldea que se niega a desaparecer.
Ya no hay ningún horno en pie, las cuadras se asfixian bajo los tejados desmembrados. Los sonidos hace tiempo que han escapado de su cautiverio: el de las ovejas y cabras, el ladrido del perro, el canto del gallo... Los pájaros de diversas especies son los únicos que habitan en Torres, los que rasgan la estela del silencio.
"No le llegó jamás una carta, ni siquiera una circular, pero leía con borrosa esperanza una de las secciones del diario. De tarde, arrimaba a la puerta una de las sillas y mateaba con seriedad, puestos los ojos en la enredadera del muro de la inmediata casa de altos. Años de soledad le habían enseñado que los días, en la memoria, tienden a ser iguales, pero que no hay un día, ni siquiera de cárcel o de hospital, que no traiga sorpresas..."
"La espera" Jorge Luis Borges.
Sigo pensando en Ricardo, el último de Torres en partir, y entiendo el porqué no quería marcharse.
Hoy no puedo acceder desde la fuente de la Taina sin embargo desde la plaza, en la parte de arriba, desciendo entre el túnel del tiempo de las higueras hasta donde ellas me lo permiten.
Siempre me has parecido la mejor estampa para representar a Torres. Salir del túnel y ver, por unos instantes, el pasado abrazado al presente. Creo oír el latido de la tierra dormida.
Bryonia cretica, nueza o nabo del diablo.
"...que ha sido utilizada en medicina popular como purgante y diurética, aunque siendo alta su toxicidad se ha abandonado su uso"
Herbario de Jaca.
Los carteles nos dicen que estamos en Casas de Torres. Que si queremos regresar a Montiel haremos 7,5 km. Si siguiéramos hacia Infantes, 16 km.
Tras él, una espectacular robinia pseudoacacia, que puede alcanzar los 25 m.
Mi cuaderno se llena de datos sobre este fascinante árbol que cultivo desde hace años: El apetecible sabor de la miel de acacia. Sus raíces tienen una elevada capacidad para la fijación de nitrógeno atmosférico. Su madera se utiliza en carretería, ebanistería, tornería...
Voy hacia Infantes unos pasos, quiero apreciar desde aquí aquello que verían los que llegaban desde la "capital".
Si indagamos en la Historia leeremos que Torres aparece unas veces como perteneciendo a Montiel y otras a Infantes.
"Si la tristeza tuviera color, podría ser ese amarillo macilento, amarillo de cera y de palidez de muerto. Casas a las que han echado el cierre, con la llave gorda, sin saber cuándo volverán a abrirse. Lo peor no es irse, sino no saber cuándo regresar"
Rafael Cabanillas.
Torilis, abaleas, bardanilla, cachurros.
Desde luego que ese "locus amoenus" con el que muchos soñamos debe ser Torres.
Se acaba la estancia y el silencio solo es roto por el canto de los pájaros y la cadencia de su fuente.
No me he ido y ya pienso en regresar, las notas que siembran nuestros pasos dejan huella en el alma.
La amarilla flor del Tragopogon pratensis, salsifí. Acompañada por un exosoma lusitanicum, galeruca de los narcisos.
La luz ensalza las piedras rosáceas de las Casas de Yañez.
Erodium cicutarium, alfilerillo cicaturo.
"Utilizada contra las hemorragias uterinas. Diurético"
Wikipedia.
Me aparto unos momentos de la ruta para seguir las huellas de un arroyo de arena.
Ahora sí que me fijo en las ruinas mimetizadas con el paisaje del molino del Montón de Tierra.
Ficha.
En el trabajo de Domingo Melero no logra especificar, con seguridad, que fuese citado en las Relaciones Topográficas de Felipe II porque puede que tuviera otro nombre. No será hasta la publicación de: "Itinerarios del río Guadiana y todos sus afluentes" (1883) que ya lo hallará como el molino del Montón de Tierra.
"...solo tuvo una piedra de moler y era muy visitado por las gentes de Villanueva de los Infantes. Para su actividad molinera en 1950, siendo su último molinero Alfonso Morales Campos y su mujer Adoración Morales Treviño"
Una preciosa Melitaea phoebe, doncella mayor.
Me encaramo a la proa de este acantilado-embarcación que se asoma al deslumbrante tono rojo del paisaje.
Desde las peñas, en su cima, ya estoy más cerca del molino del Vicario.
"Una de las primeras referencias documentales de este molino son las Relaciones del siglo XVI sobre Montiel, donde ya cita a este molino, que tiene una piedra y que se encuentra en el sitio que se llama "La Vicaría"...En 1920 fue fábrica de luz con un motor suplementario de carbón.
Tuvo gran trasiego de las gentes de Montiel, para su actividad molinera en los años 50, con el funcionamiento de la Fábrica de Harinas e incorporando motores eléctricos"
Domingo Melero.
¿No les parece a ustedes que dejar morir en el olvido a estas valiosas estructuras es un error? Gracias a trabajos como este podemos entender lo que fueron. Debemos conservarlos.
Ficha del molino.
Domingo Melero.
Los castillos, veleros en un mar inmemorial.
Papaver hybridum, amapola triste.
Una Polyommatus icarus, ícaro sobre la manzanilla de los campos, Anthemis arvensis.
"Se usaba como febrífugo y vermífugo"
Natusfera.
Onobrychis viciifolia, esparceta, pipirigallo.
"La esparceta es cultivada habitualmente en los secanos semiáridos y subhúmedos de altitud superior a 600 m. Los ganaderos la consideran una planta forrajera excelente para el ganado, de la que hacen un uso mixto, heno y pastoreo..."
Borauhermanos.com
"Ese cielo soberbio tan alejado de las penurias del suelo..."
Rafael Cabanillas.
Mayo 2025.
Unas imágenes para el recuerdo:
La Taina (2016)
Ventana al tiempo, al fondo, la iglesia (2016)
Iglesia de Santa María (2016)
Casa de José de Lamo (2016)
La alberca. Junio 2019.
Plano de Carlos Javier Rubio.
Imprescindibles:
-"De aldea a "locus amoenus": El despoblamiento del lugar montieleño de Torres" de Carlos Javier Rubio Martínez.
-"Ciudad Real, tierra de molinos de agua" Tomo III. De Domingo Melero Cabañas.
-"Montiel: Un pueblo con Historia" Blog de Ángel Perea.
Que trabajo tan meticuloso, aprendemos muchísimo contigo.un abrazo
ResponderEliminarEs simplemente el resultado de "cocinar" con lo que me apasiona: caminar, la historia y la naturaleza. Muchas gracias por comentar, un abrazo.
EliminarMuy interesante y bien documentado. Es el mismo José de Lamo de Villamanrique o no tienen nada que ver?
ResponderEliminarEsa misma pregunta me hago pero en relación a que sea un familiar. Intentaré averiguarlo. Gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarQue bonita historia tiene de Montiel a torres está entrada, siempre digo lo mismo nunca dejas de sorprendernos con tus pasos que dejan huella, y compartes a tus lectores que tanto nos gusta y Dios mediante te seguiré mientras pueda, gracias un abrazo.
ResponderEliminarAmiga y fiel lectora, qué más se puede pedir. Lo que siento es que a veces me extralimito en la extensión y ocupo demasiado vuestro tiempo. Mil gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarBonito paseo el que hemos dado siguiendo tus pasos. Por un lado estaría bien hacer el mismo recorrido, porque cada uno que lo hiciésemos tendría una visión,una percepción diferente, aunque pensándolo bien, quizás la percepción no sería tan rica en matices como la tuya,ya que tú desde, una nube, una lagartija, una pequeña plantita o flor, una fuente, siempre las fuentes......, cualquier cosa, viva o inerte que encuentras a tu paso sabes captar su esencia como nadie y como eso es un don del que te ha dotado la Naturaleza , nosotros asumiremos que carecemos de el, y nos dedicaremos a leerte y disfrutarlo.
ResponderEliminarEso sí, no dejes de pasarte por aquí y contarnos tus aventuras, sabiendo que aunque no te digamos a veces nada, estamos ahí leyendo y releyendo cada sílaba que siempre nos enseña y nos enriquece. Gracias por ser tan generosa.
Los caminos son mucho más enriquecedores cuando los emprendes a solas porque lo único que te detiene es precisamente esa flor que citas o un insecto o cualquier elemento que no captarías de la misma forma si fueses acompañada. Y al no ser de recorrido circular doblemente te acaban "explicando" . "Hablar con la Naturaleza" solo es posible de esta forma. Es mi medicina, el motor que me permite llegar al fin de semana tras unos días de trabajo intenso. Ahora entramos en ese debacle que es el verano, los colores se apagan y me deprimo, cierto, aún así voy buscando esos parajes que aún permanecen verdes, inexplicablemente.
EliminarGracias por seguir leyendo. Quedan muchos senderos, con los hechos otros años, o la primavera pasada, "mi refugio" para seguir adelante. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.