"Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría pan; sino que pediría medio pan y un libro"
Federico García Lorca.
Dirán ustedes que quién soy, pues verán, soy quien, con frecuencia, en las tardes de cualquier estación, porque en verano también apetece leer y mucho más, acudía regularmente a la biblioteca de Torre de Juan Abad a dejarme llevar por el realismo y por la magia de los libros. Fue precisamente en esta biblioteca de donde se "alimentó" este blog, allí iba en busca de esos volúmenes que tratan sobre el Campo de Montiel y era allí donde encontraba a Lourdes a quien nunca podías pillar in fraganti, porque de libros lo sabe todo, tal o cual tema, su colocación, si habían salido de préstamo, sin tan siquiera mirar el ordenador. Además, quiero que sepan que han tenido 9 premios en el concurso María Moliner de proyectos de animación a la lectura y un reconocimiento especial, hace unos años, por parte de la OEPLI (Organización Española Para el Libro Infantil y Juvenil) por su trabajo en favor de la lectura. Disfrutaba viendo la felicidad de los niños, cómo se dejaban llevar por la magia de los cuentos, muy atentos a las palabras de Lourdes, "alumnos" que fuera de clase, demostraban un comportamiento ejemplar. Quizás debí apuntarme al club de lectura, pero nunca lo hice. Además ahí estaban en el mostrador las novedades y esos momentos de deleite en los que oler, tocar los nuevos libros, saber de qué van, no tenía precio. Pero, disculpen, vuelvo hacia atrás, al comienzo, aparcaba en la calle Rubial justo enfrente de lo que fue el hospital, con su escudo del siglo XVI; más abajo, la Casa de Quevedo, ¡qué enorme escritor que eligió este pueblo para escribir parte de su obra! Observen que todos los pasos nos encaminan al centro histórico de la Torre. Pasaba por delante de la casa de los Frías para luego a la izquierda al traspasar los soportales, al fondo, una puerta te introducía directamente en el "mundo de Alicia en el País de las Maravillas"
La biblioteca, para quien no lo sepa, se halla en la antigua Casa de la Tercia. Repasemos qué significa esto. Me voy, para ello, derecha a un libro que conocí gracias a Lourdes, de un escritor de este Campo de Montiel, de Alcubillas, Juan Jiménez Ballesta: "La "Tercia" era la casa en la que se depositaban los diezmos. En Torre de Juan Abad será en 1575 cuando por primera vez tenemos noticias de ella, aunque su existencia parece segura en años anteriores...En 1985 se reinaguró como biblioteca pública y club-hogar del jubilado, no sin antes haberse utilizado otra vez como escuela, si bien en esta ocasión ocupaba también las dependencias interiores. Así lo recuerdan muchas personas que, al estudiar sus primeras letras, asistieron a ella"
"Torre de Juan Abad en su Historia. La huella de Quevedo"
Además, saben, una de las razones que me ataba a este maltratado Campo de Montiel eran los entrañables momentos en la biblioteca de Torre. No tenemos cine, conciertos, solo en verano, aunque en este pueblo son afortunados por contar con ese maravilloso órgano que espero no trasladen jamás de la Iglesia. Los que hemos elegido un pueblo para vivir no ha sido solo por nuestro trabajo, lo ha sido por las imprescindibles aunque escasas infraestructuras que tienen y sobre todo por las buenas personas, gentes que saben hacer bien su trabajo, que se mueven y luchan, que incentivan a los demás. Así es Lourdes, así es su "casa", la nuestra también, la biblioteca, porque algunas cerraron y sin embargo aquí, como en tantas otras hay una persona que ama su trabajo, que su pasión por los libros sabe trasmitirla desde niños a mayores. No me resisto a pensar que se traslade la biblioteca de lugar, porque su lugar es este, la Casa Tercia. Un libro necesita su andamiaje, su puesto de honor, no puede irse a un almacén de muebles en la calle José Escudero, como para apartarlo, para desahuciarlo, para descartarlo. Me resisto a pensar que ya no podré hacer el "camino" a la biblioteca, ese preámbulo al edificio con su enorme riqueza en forma de miles de volúmenes. Depositarán los libros en el cuarto oscuro del olvido, del desamparo, ¿para que nadie lea? ¿Es ese el objetivo? ¿Una vez que estén "almacenados" se echará la llave? No, por favor, recapaciten, y no nos dejen sin la biblioteca donde hemos pasado buenos momentos, los mejores, quizás de nuestra vida, los que nos desvivimos por los libros, los que no podemos pasar ni un solo día sin leer, no podemos quedarnos quietos, sin expresar nuestra indignación. En los libros nos hemos dejado atrapar por las vidas que nos entrega cada ejemplar, cada "hijo" de un autor al que le ha costado "parir" con tesón y cariño. Por favor nos nos aparten de los sueños, no queremos la triste realidad, queremos ser felices solo con la simple lectura de un libro, no pido más.
Gracias.
11 de agosto 2024.
Fotografías de Lourdes Vélez.