"Sentía la soledad de muerte que llega al cabo de cada día de la vida que uno ha desperdiciado"
Hemingway.
Sin darme cuenta creo que voy a poder enlazar un camino con otro, sea la casualidad la que haya propiciado esto o quizás, más probable, la curiosidad. Volviendo al Camino Viejo entre Montiel y Puebla del Príncipe, remitiéndome a un artículo que leí acerca de los enclaves romanos que enlazarían este camino, hallé un error, era imposible que este trazado uniera Los Villares con nuestro camino anterior, ¿por qué?, muy sencillo, porque sería desviarse unos dos kilómetros. Si en la entrada anterior acabamos llegando a Puebla y ahora buscamos el Camino Real, iremos hacia la ermita de Mairena y de ahí nos dirigiremos por el paraje de Luis Sánchez hacia nuestro camino, pero si queremos llegar a la venta del Ojuelo tendremos que o ir hacia atrás o alcanzar el camino de Peñas Blancas. Pero nunca pasaríamos por Los Villares. Y se preguntarán ustedes, ¿dónde se ubican tantos nombres? Lo explicaré en esta entrada. Síganme.
Hacer trabajo de campo ahondando en las fuentes bibliográficas, recuerden, precisa de salir a caminar.
Iniciaremos nuestro recorrido frente al torreón de Puebla del Príncipe, catalogado como árabe.
Nos dirigiremos hacia la larga calle Huerto, pasando antes, a nuestra derecha, por una antigua fonda. No sin antes habernos detenido en la fuente y abrevadero. Siempre mana agua. Este hito, antiguo, nos dice que vamos por buen camino.
Al final de la calle, obviando desvíos, encontraremos la señalización de la Ruta de Don Quijote, la seguiremos.
A nuestra derecha unas antiguas eras.
Una obra de arte. Un muro, el de la era, de piedra seca. La mañana es desapacible pero da para andar, nada de calor, el viento sopla fuerte, nada que no se pueda remediar bien abrigados.
A la izquierda, cuando llevamos unos diez minutos más o menos, hallaremos nuestro desvío.
Nuestro camino de hoy, tras la fuerte pendiente que acabamos de pasar, llanea con amabilidad.
Miramos hacia atrás: Puebla del Príncipe.
Pronto encontraremos nuestro desvío, a la izquierda.
Hasta este trecho se trata también de un camino que llanea entre prados.
Pasaremos junto a esta higuera.
Al fondo vemos ese vértice geodésico de Terrinches, que también es yacimiento, Cerro Conejero (1.017 m.)
El cereal ha ganado en altura y en verdor.
Pronto nos encontraremos con los primeros muros, serán, a partir de ahora muy numerosos. Caminamos entre dos parajes, a nuestra derecha, Las Tapias; a nuestra izquierda, el Pedazo del Cura.
Hasta tres arroyos confluyen aquí: Uno del que desconozco el nombre, el de Las Higueras y el arroyo de la Dehesa. Cuando los tres se unan, precisamente por estos pagos, un único arroyo veremos, su nombre: Mairena.
Hago acopio de memoria, cada yacimiento que me encuentro cuenta con encinas y almendros.
Este es magnífico, como lo es el campo sembrado de pétalos.
Desconozco la extensión exacta que tuvo este asentamiento de Los Villares pero pudo ser que no respondiera a una sola villa romana, puede que fuera más grande. Tenían agua, campo para cultivar, caza y las vías de comunicación más importantes a su lado.
Dicen que fue el primitivo asentamiento de Puebla del Príncipe, a mí siempre me ha parecido que este puesto de honor debía ser para Mairena, la ermita y los numerosos restos que se adivinan.
Me alejo con ganas de saber más y con la esperanza de que estos enclaves sean reconocidos como se merecen, no como simples tapias, tuvieron su propia Historia, no lo olvidemos.
Dicen los mayores que de aquí se llevaron piedras más regulares para hacer fachadas y muros en el pueblo.
Y me preguntarán, ¿por qué es un yacimiento romano?
Me despido de vuestros muros y retomo mi camino, me alejo del pueblo.
En dirección al Camino Real de Andalucía.
Observen como a pesar de la lluvia el camino no está intrasitable.
El arroyo de la Dehesa.
Llego a la Vereda de los Serranos. A mi izquierda alcanzaría la carretera comarcal entre Puebla y Terrinches para avanzar hacia la Cabeza del Mijo, rodeándola, caminando entre Terrinches y Santa Cruz de los Cañamos.
"Tiene esta villa su asiento hacia do sale el sol derechamente a la villa de Terrinches que está una legua grande de ella por camino derecho..."
Relaciones Topográficas de Felipe II.
Pero hoy nosotros nos vamos hacia la derecha, observen la amplitud de la vereda.
Recuerden que una vereda mide 50 varas, es decir, 21 metros. Le ganan en anchura las cañadas (75 m.) y el cordel (38 m.) y más pequeña es la colada (alrededor de 4 m.) Todas son vías pecuarias, es decir, el paso para los ganados trashumantes.
Pronto alcanzaremos el Camino Real. Iremos hacia la derecha.
Si nos fuéramos hacia la izquierda llegaríamos a Terrinches, alcanzaríamos un corto tramo de carretera y entraríamos por debajo de la ermita de Luciana (de origen romano) Un apunte, en las Relaciones Topográficas de Felipe II se nos dice acerca de ella:
"...hay una ermita que llaman de Nuestra Señora de Luciana la cual ermita está muy adornada y en las letanías de mayo y otros días cerca suelen venir a ella en procesión los pueblos comarcanos, y el cura y capellanes de esta villa, alcaldes y regidores y otros particulares salen a recibir en procesión a los pueblos que la dicha ermita vienen con mucha solemnidad..."
Imagino que este nuestro camino de ahora se encontraría a rebosar de gentes.
Al frente, se nos abren una serie de caminos, iríamos hacia la sierra.
Estamos en la Ruta del Quijote, que nos acercará a Puebla. He de puntualizar que este enorme trazado me ayuda, en gran manera, a visualizar antiguos caminos, a veces te lleva dando un enorme rodeo a alguna población, de ahí que piense que se hizo más para el ciclista que para quienes practicamos el senderismo. De todas formas el hecho de sacar partido de este recorrido a cada cual nos sirva para nuestros objetivos.
El pipote nos dice: Cañada Real de Andalucía, 3 km a Puebla del Príncipe.
Así que veremos que indistintamente Cañada o Camino Real será por donde hay llevaremos nuestros pasos.
Un cruce muy interesante de caminos:
A la izquierda, es una finca, enlazaríamos con el Camino de Villapalacios.
A la derecha, volveríamos por la Ruta del Quijote a Puebla del Príncipe.
Y de frente, nuestro Camino Real, sigamos.
Qué cargado vas de agua, arroyo de la Dehesa. Una semana después me sería imposible hacer esta ruta.
Al fondo, Puebla del Príncipe.
Un poco de historia: Echando mano de nuevo de las Relaciones Topográficas de Felipe II, la primera fuente oficial de los pueblos de España, recordaremos que se vivía de los cereales (trigo, cebada y centeno) y de las viñas ("en la tercia de la Serna y en las viñas del Gardal"). El aceite tenían que traerlo de Andalucía. Es natural, pues, que existiera un camino para poder comerciar, un camino muy transitado y ancho.
"La mayor falta que esta villa tiene es de aceite, se provee de Andalucía"
Así imaginaremos a este nuestro Camino Real de hoy, transitado por diversas gentes. Hoy en solitario lo cruzo, no me encontraré a nadie, algo muy habitual.
Me comentaban hace unos días que en realidad hay dos caminos, el nuestro sería el que pasa al otro lado del arroyo de la Dehesa. Puede que por ser intransitable, con la crecida invernal del arroyo, se hiciera este paralelo.
Al fondo lo pueden observar.
El camino que asciende a la izquierda es el de las Cobatillas, se adentra en la sierra y corta la Vereda de los Serranos, vía ésta que no volveremos a ver porque su trazado se halla en el interior de la finca de Carboneros.
Vamos junto a la Pizorra de la Dehesa, queda a nuestra izquierda.
Tengo por costumbre salirme de los caminos cuando algo me llama la atención, aunque en este caso en concreto, fue una casualidad que lo hallase. A fecha de hoy desconozco qué es. Porque si fuera tumba su anchura parece pequeña, ¿pero?...
Un nuevo cruce, a la derecha volveríamos a Puebla del Príncipe por los parajes del Jaguarzal y El Moral.
A la izquierda, iríamos hacia la finca La cuesta de la Borracha, por el antiguo camino de los Molinos. Hace referencia a aquellos ingenios hidráulicos, a los que tanto deberíamos reconocer, en el río Guadalmena: Los molinos de Macayo, Rajamantas y Camacho.
En las Relaciones Topográficas de Felipe II leemos: "Dos leguas comunes de esta villa a la parte del mediodía pasa el río Guadalmena; lleva de ordinario dos o tres canales de agua...Y los vecinos de esta villa van a moler a dicho río de Guadalmena"
Iban con los animales por los caminos de herradura, llevaban tres sacos de trigo, se lo molían y les cobraban la maquila. Salían generalmente de madrugada para que no los vieran las autoridades. Estos son recuerdos de la posguerra.
Nos vamos al frente, no abandonamos nuestro Camino Real.
Numerosos cortijos a nuestra derecha, a la izquierda la finca de Carboneros. Al frente, ya vemos la histórica Venta del Ojuelo.
Relacionadas con el arroyo de la Dehesa, comenzaremos a observar una serie de norias que vienen a explicarnos la enorme actividad que debió existir por estos pagos. Estamos muy cerca de la venta del Ojuelo. Los restos de cerámica que veremos son de origen romano.
Venta del Ojuelo.
Junto a la venta del Villar o venta Nueva o venta de Cecilia, ya tan cerca de mi Jaén, son las únicas que se mantienen en pie.
Las ventas surgen en el siglo XVI a la vera de los caminos reales.
Les dejo con un documento muy valioso de un viajero por La Mancha
Un embajador marroquí 1690-1691:
"...cada dos o tres etapas establecen un "fondak" (hospedería) o una casa propia para alojar a los huéspedes y a los viajeros. Cuando el viajero llega a uno de estos establecimientos, se apea allí y encuentra el alimento que desea, a precios variados, según sus medios de fortuna; encuentra también el forraje para sus monturas y una cama para él. Come, descansa y da de comer a sus animales, si es durante el día. Si es de noche, no tiene más que hablar y dar a conocer lo que prefiere y desea. Cuando quiere marcharse, la mujer o la hija de la casa instalada para los viajeros acude a él llevando en la mano una nota en la que ella ha calculado el precio de su comida y el mantenimiento de las bestias de carga. No se puede negar a dar todo lo que por ello le han contado sin rebajar la nota; porque el dueño de la posada o del establecimiento paga al rey por esta instalación una renta determinada. Por eso no se encuentra ninguno en este país, sea corto o largo su trayecto, que pase la noche en el campo o que no haga la siesta allí donde sienta deseos de hacerla. El viaje no se realiza sino en un tiempo dado, por un recorrido establecido, atendido que al salir ya se sabe dónde se hará la siesta, en tal sitio, y dónde se pasará la noche, en tal otro. El viajero no lleva consigo, durante la duración de su viaje, ni provisiones ni ninguna clase de alimentos, no tiene necesidad más que de proveerse de dinero para sus gastos..."
En este mapa, hecho entre 1910-1970, vemos que la venta está en ruinas.
Me desvío a la derecha para mostrarles el arroyo de la Dehesa o de la Venta, como es conocido por aquí.
Junto al arroyo ya van saliendo las primeras flores de la Veronica persica.
Volvemos a nuestro Camino Real de Andalucía.
Seguiremos viendo norias y alguna que otra fuente. Nos vienen a decir la enorme actividad que debió acontecer por estos campos.
Me interno a mi derecha, acabo de recordar que casi en paralelo al camino que llevo iba la Senda de los Pajeros.
En este mapa del 1899 pueden ver esta senda de los Pajeros.Comunicaba con la Vereda de Ganados que pasa por la zona norte de Zahora y junto a las Casas del Membrillo. En Villamanrique conocen bien la fuente que lleva su nombre. Me pregunto si también fue venta.
De nuevo veré cerámica y fundición.
De nuevo en nuestro trazado, encinas y algún que otro roble nos acompañarán.
Tras tantos días de lluvia te imagino cargado de agua.
Y llegamos hasta lo poco que queda de lo que realmente fue este camino. Según antiguas fuentes serías la Vía Augusta, camino de Aníbal, camino de Hércules, camino de los Arrecifes. Nombres que depende de qué autores lo niegan o reafirman. Lo cierto es que sí que sois el Camino Real de Andalucía. No el único, me explico, al otro lado de Zahora existe otro, llamado también Camino de Andalucía. Otros nombres, como "de los carros", "de los Gitanos", "empedrado", hacen referencia a la antigüedad de un camino. Obviamente lo es, solo hay que mirar con detalle lo que aún queda.
"Esta villa es pueblo muy pasajero y está en el camino real que va de Valencia a Sevilla y de La Mancha a Granada"
Martínez Carnero fue un profesor de Almedina que hizo un excelente trabajo sobre esta vía y que será objeto de una entrada en este blog, por méritos propios.
Detengámonos ahora en lo complejo que era hacer una calzada en tiempos romanos: Hasta 4 capas la conformaban. Primero se excavaba un lecho de metro y medio, sobre él se colocaba el statumen (cantos rodados y piedras), por encima el rudus (argamasa mezclada con guijarros). Lo cubría el nucleus (grava compactada con arcilla, arena o tierra suelta) y por último, el pavimentum formado por adoquines o grandes losas.
En la actualidad observen lo que queda.
Para mí el señalizar estos restos sería importante, pero ya, con estas palabras, puede que el lector que se haga viajero, al pasar junto a estos tramos que permanecen desde hace siglos, los vean con otros ojos. Con eso me conformo.
Nuestro Campo de Montiel cuenta con demasiados "desengaños", me explico, a no sé quién o quiénes se les ocurrió instalar carteles, enormes, de color naranja, en la entrada de algunos pueblos, como si no existieran de antemano los tradicionales, ¿de qué sirve ese gasto innecesario? porque además muchos coinciden en lo representado, una encina, sin ir más lejos, es compartida por algunas poblaciones. Y sin embargo un puente de Vandelvira está sin señalizar. En fin.
Fíjense en lo sencillo que sería colocar un poste y una tablilla con lo que es, lo que vemos, seguro que su valor sería pequeño.
Y aún así, pienso a menudo, es mejor que se conserven estos restos tal y como los ven, por si a alguien se le ocurriera masacrarlos.
Tras la valla podemos comprobar la anchura de este camino en su origen.
Una última mirada hacia atrás.
Un nuevo cruce:
A la izquierda la finca de Carboneros.
Al frente nuestro Camino Real, siento dejarlo, pero hoy nos toca regresar al pueblo.
A nuestra derecha, el nuestro. Se llama del Crespillo.
Me pregunto el porqué de este nombre y lo encuentro en las Relaciones Geográficas de Tomás López en lo referente a nuestro cercano Villamanrique:
"...y a la primera se cruza la dehesa de Zahora, poblada de encinas, y a las dos leguas se cruza el río Guadalmena por bao (vado?), quedándose a la mano derecha a distancia de media legua del camino, el molino que llaman del Crespillo, y a la izquierda y contiguo al camino, el que llaman el Concejo..."
A este paraje le llaman El Chaparral.
Ya llevo días viendo los madrugadores Dientes de león.
Nos saldrá un camino a la izquierda, uno de los antiguos accesos para ir a Andalucía. Bordeando Zahora.
Más adelante, otro más que obviamos, a nuestra izquierda iríamos también al pueblo, sin desviarnos, aunque me resulte complicado explicarles hacia dónde se dirige cada desvío.
Seguimos de frente, vuelven a intercalarse las zonas de cereal con el cultivo del olivo. Aparecen almendros.
Los nombres de los parajes que atravesaremos:
Luis Sánchez y Haza de la Venta.
No hay arroyo que no lleve agua.
Nos acercamos al paraje de Mairena. Una vez llegando a los cortijos
Habremos pasado un cortijo a nuestra derecha, este que le sigue. Si girásemos a la izquierda nos llevaría directamente a la ermita de Mairena. Estamos nuevamente en pagos romanos, la abundante cerámica que se encuentra por los alrededores así lo demuestra. A nuestra derecha veríamos lo que queda de las antiguas huertas, muros y canalizaciones que llegan hasta el otro camino, el de Peñas Blancas. Hoy es una enorme extension que aparece con olivas y terrenos baldíos. Comentan, los mayores, que regaban con el arroyo de las Huertas, por turnos.
Seguiremos al frente. Hoy no iremos a visitar la ermita de Mairena.
Esto me hace recordar la contrariedad que a veces leo acerca del camino romano, no es posible que pasara por Mairena y a la vez por la venta del Ojuelo, creo que queda aquí demostrado.
Y si fuese este lugar la antigua Marimana romana, no puedo saberlo, nunca se ha excavado.
Estos días se aúnan los sonidos de los arroyos, con el canto de los pájaros. Habrán comprobado que en nuestros cielos planean más milanos reales y negros, cernícalos y urracas que nunca. Nos anuncian la lluvia.
Una Diplotaxis tenuifolia, rúgula.
No nos hemos desviado aún, seguimos en el camino del Crespillo, aquí le dicen de la Cruz de Jorge. Este hombre falleció hace muchos años en este lugar, por una caída.
A nuestra derecha tomaríamos el de Peñas Blancas que nos devolvería a la venta del Ojuelo. A nuestra izquierda, una estrecha senda, que parece estar tallada en la roca, nos adentraría en el paraje de El Moral, otro yacimiento. Existen dudas acerca de si su datación fuese del calcolítico o del bronce inicial, lo cierto, tras recorrerlo en numerosas ocasiones, es que resulta fascinante comprobar la inmensidad de este yacimiento y creo que hubo ocupación también en otras épocas, de nuevo la huella de Roma se extiende como tentáculos por estas tierras rojas.
Antes de seguir el recorrido asciendo junto a un grupo de encinas, desde allí se divisa el pueblo y la cadena montañosa que la une a Terrinches y Montiel.
Nuestro camino desciende como si fuera un extenso tobogán entre almendros floridos.
Un espectáculo visual en estos días.
A nuestra izquierda el murmullo de un crecido arroyo de las Higueras.
Los restos de una noria junto a una noguera. Los Tagarrales, a la derecha.
Esquivaremos al Pilarillo, que siempre anda parco en aguas pero que nunca se seca.
Y entraremos en Puebla del Príncipe.
Nuestro recorrido de hoy sobre esta joya de mapa, recuerden, del 1889.
Imprescindibles:
-"Viajeros por la Historia. Extranjeros en Castilla la Mancha"de Ángel Villar Garrido.
-"Los pueblos de Ciudad Real en las Relaciones Topográficas de Felipe II" de Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla.
-"Los pueblos de la provincia de Ciudad Real en las Relaciones Geográficas de Tomás López" de Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla.
-"Los topónimos de Albaladejo" de Juan Carlos Gómez Macías.
Marzo del 2025.